lunes, 23 de marzo de 2020

Báratro. En tiempos de cuarentena que no nos falten las palabras...


Octava palabra del confinamiento y amenaza real, según y cómo y con quién, de haber caído en él...


báratro. m. Infierno
         “¡Vete al báratro, hombre!” “¡Voto al báratro!” “¡Púdrete en el báratro!” son expresiones coloquiales un tanto desgarradas que, pasado el filtro de la propia extrañeza y hallada la ocasión en que la indignación necesite encauzarse, puede cualquiera  acabar haciéndolas suya hasta usarlas con una naturalidad que impedirá la malicia ajena. Báratro es tan contundente como el sonido del propio nombre debió de serlo para los condenados atenienses que eran lanzados desde él a la muerte segura o, en su defecto, a la lisiadura irreparable. Vestigio de expeditivas prácticas punitivas, báratro es, hoy, una perfecta desconocida frente al clásico y archidivulgado Hades mitológico o el anodino y exhausto infierno cristiano, despojado, gracias al uso y abuso, de la capacidad evocadora del referente amedrentador que, en los larguísimos tiempos oscuros de nuestra nación, condicionó la vida de tantos compatriotas. “Hay más infiernos de los que conocéis, hombre; y báratro es abismo antiguo que bien puede competir con tártaro, gehena, averno, orco, erebo o caína... ¡Que no todo han de ser pringosas calderas de Pedro Botero, ¿no os parece?!”, podéis desahogaros con la moderada irritación que siempre se reviste de una soberbia capacidad de convicción. Sólo si se está en presencia de amantes de la elocuencia y el saber que no ocupa lugar se puede añadir, con cautela y casi excusándose, porque la formación propia se entiende, desde la ignorancia ajena, como grave ofensa a los paradójicos poseedores de esa carencia, que la tal caína es el primer recinto del noveno círculo del infierno de la  Comedia de Dante, donde, como se deduce del origen de la palabra, Caín, se pudren los desleales a sus familiares, es decir, un recinto abarrotado que pide a gritos una ampliación... o que gehena, procede del hebreo ge Hinnom, ‘valle de Hinnom’, donde nada bueno debía de suceder, sin duda... Báratro, en definitiva, es una excelente alternativa al desgastado infierno y una ocasión más de lucimiento para la elocuencia.

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