Autobiografía
y afanes literarios de Laura Perls, creadora, junto a Fritz Perls, de la
Terapia Gestalt.
Los dos creadores de la
Terapia Gestalt han sido, en realidad, uno, Fritz Perls, y un apéndice, Laura Posner, cuya importancia ha sido objeto de discusión y
sigue siéndolo, porque el hecho de haber sido matrimonio ha complicado no poco
la posibilidad de hacer una crítica factual de qué se debe al uno y a la otra,
máxime si constatamos, como a través de la lectura del presente volumen puede
hacerse, que Laura Perls fue educada en esa ideología en la que a las mujeres
les estaba reservado poco menos que un papel “secundario” respeto de los
varones. En la medida en que lo que ahora se edita son los papeles “personales”
de Laura Perls, estamos, pues, ante una obra de contenido memorialístico, no doctrinal
respecto de la Gestalt, de ahí que esta recensión se dirija más a esa dimensión
humana que a la profesional, si bien entre ambas, como no se le escapa a ningún
seguidor de esta terapia hay un vínculo sólido y permanente. De todos modos, no
siempre, desde esta perspectiva de la identificación biografía-teoría, la
Gestalt acaba configurando la vida tanto como sería imaginable suponer, e
incluso son notorios los muchos momentos vitales en los que advertimos una
oposición no diré radical, pero sí llamativa, entre la vida de Laura y la
defensa de los postulados gestálticos. Recordemos que ella, como su marido,
nunca se sometieron a su propia terapia, es decir, jamás otro gestaltista tuvo
la oportunidad de hacer terapia con ellos, lo cual no deja de ser curioso.
Había en ambos una suerte de espíritu de superioridad respecto de la teoría, de
la práctica y de sus pacientes que les impelía a ver esa posibilidad casi como
un fracaso. Lo cierto es que quizás se hubieran ahorrado muchos malentendidos y
sus vidas hubieran tenido una dimensión menos áspera de la que tuvieron, a
partir, sobre todo, de su separación formal, con carácter definitivo, hacia 1955,
cuando Fritz lo dejó todo y se instaló en Miami, como quien dice, dispuesto a
morir, tras haber sufrido varias anginas de pecho.
Los “papeles personales” de Laura Perls funcionan, de hecho,
como una autobiografía y en ella vamos a encontrar datos biográficos que nos
ayudan a completar la imagen que teníamos de la primera dama de la Gestalt, en
quien Fritz se apoyó siempre para elaborar sus teorías y con quien colaboró
estrechamente en Yo, hambre y agresión,
que salió a la luz cundo aún estaban en Sudáfrica. No solo hay datos puntuales
sobre la vida cotidiana, sobre su relación con Fritz, sus hijos, su madre, el
resto de su familia, etc., sino, también los ensayos literarios a los que
siempre dedicó algún tiempo, si bien, y ello a pesar de sus aspiraciones, jamás
con la intensidad que una dedicación de esa naturaleza exige para tener la
condición de autora. Laura tenía una
fina intuición literaria y su experiencia lectora le permitía evaluar, sin
tapujos, el nivel de sus propias creaciones, algunas de las cuales tienen un
excelente nivel, sobre todo cuando escoge la vía del surrealismo como forma de
expresión. Aunque todos sabemos que un texto de vanguardia, máxime si es
surrealista, permite una libertad de creación en la que resulta complicado
evaluar la calidad del mismo. Imaginemos cualquier texto del dadaísmo, por
ejemplo, formado como quería Tzara con palabras recogidas del suelo, tras haber
sido recortadas y arrojadas a él, y colocadas al azar en una hoja en blanco. No
quiero decir con esto que los textos literarios de Laura Perls no alcancen el
estándar mínimo que pueda acreditarlos como tales, porque hay algunas
composiciones que, más allá de ser una vía de liberación para expresar sus
congojas, miedos, temores o rabias, alcanzan esos estándares, como en este
ejemplo, escrito tras la separación de Fritz en 1946, cuando este se fue, en
avanzadilla, a Canadá y Usamérica:
Muriendo,
dejo atrás el embotamiento de las vidas ajenas,
En vida me
he puesto las velas como faro de mi propia muerte.
Muriendo mi
corta y atestada vida.
Viviendo mi
larga y solitaria muerte que madura,
Sacrificando
el curso de la vida eterna
Por una
bendición de una duración determinada de mi propia
Muerte,
Renunciando
a la re-unión,
Sufriendo la
separación,
Rezando por
la aceptación,
Vivo y
muero, muero y vivo, muero y muero.
O este otro ejemplo, muy
cercano a la separación definitiva de Fritz:
Los seres queridos que amé y que no he amado.
Las líneas que escribí y que no escribí.
La vida que he vivido y que no he vivido:
Ahora no es, pero es.
Lo que era, no es, lo que no era, es.
El placer pasado, no utilizado, es presente vacío-
El placer pasado, encontrado, es presente perdido.
Lo que no ha sido, pero ha sido.
Lo que no es, pero es.
Lo que no es, es decir, lo que no va a ser.
L angustia pasada deja el corazón roto.
La ausencia de angustia deja el corazón vacío.
De
hecho, estos papeles personales de Laura Perls tienen un gran valor para tratar
de entender la relación de amistad y matrimonial que mantuvo con Fritz Perls
desde que se caso a sus 25 años con él, después de algunas experiencias frustradas
por la oposición de sus padres, y que la llevaron a estar internada en un
sanatorio mental donde recuperarse de la quiebra emocional sufrida. El hecho de
casarse con alguien absolutamente desconocido, Berlinés, que la llevaba 12 años
de edad supuso un duro golpe para su familia, quienes incluso contrataron detectives
para informarse de sus antecedentes, dada su buena situación económica. Desde
ese momento comenzó algo así como un pequeño calvario para Laura que consistió
en la total libertad con que su marido vivía su unión, sobre todo en lo
referente a las relaciones con otras mujeres, como sucedió cuando se reunió con
él en Amsterdam, huyendo de los nazis y Fritz quiso incorporarla a un relación
a tres que ella rechazó, supongo que indignada.
En las páginas de esta Experiencia
atemporal queda constancia de la superioridad intelectual que Laura sintió siempre
respecto de su marido: Fritz no podía escribir ni en alemán. No
tenía ninguna facilidad para los idiomas ni, en general, para la lógica u el
desarrollo de algo. Tenía buenas ideas, pero se las tenía que dar algún tipo de
forma, y esto, por ejemplo, lo puedes ver en Dentro y fuera del tarro de la
basura y también en Sueños y existencia, que son grabaciones, ya sabes, la
forma en la que hablaba. Así era como escribía. Y tampoco leía mucha. O lo que
leía, lo leía más por el valor de la historia, no del estilo ni nada de ese
tipo. De hecho, no tenía ningún interés por la lengua. Yo tengo mucho más.
Algo que se traducía en la constante competencia que se estableció entre ellos
y que sin duda degradó la relación entre ambos hasta que se les volvió insoportable
una convivencia tan desastrosa. Si a eso añadimos el desinterés de Fritz por
sus hijos, y luego por sus nietos, tendremos un panorama claro del porqué de
una separación «de hecho» que nunca llegó al divorcio, aunque de milagro,
porque si Marty Fromm hubiera aceptado la proposición de Fritz, imagino que sí
se hubiera divorciado, porque ella, Marty, a diferencia de Lore, sí que fue «el
amor de su vida», de Fritz. En la época
de Nuea York, cuando se produce la separación, el matrimonio, junto con los
otros siete miembros archiconocidos de la primera época gestáltica, había
fundado el Instituto de Terapia Gestalt, si bien la desventaja en que se
hallaba Fritz frente al terrible dúo intelectual Goodman-Laura, lo llevó a dicha
separación. La anotación de 1955 es elocuente:
Mi amado
Fritz,
Estoy
escribiendo esto mientras tú estás en Cleveland. No estoy escribiendo un carta,
y tampoco te estoy escribiendo a ti. Estoy escribiendo esto principalmente para
mí, o posiblemente solamente para mí. NO sé dónde estoy, o mejor dicho, dónde
estamos -si todavía hay un “nosotros”. Ahora, no existe casi ninguna prueba de
ello. Las lágrimas están ya corriendo por mi cara -me parece que no hago nada
más, excepto llorar, cada día, cuando estoy sola. Siempre estoy sola, incluso
cuando estoy en la misma habitación que tú. O mejor dicho, tú estás solo, y no
pareces ser consciente de que estoy allí. Me siento como un gato ronroneando
alrededor de tus pies, pero incluso ni me acariciarías, como sin ninguna duda
harías con un gato. ¿Qué nos ha ocurrido? Incluso no puedo preguntarte
directamente. No puedo preguntarte nada. Ya no puedo hablar contigo nunca, no
durante mucho tiempo.
La colección de escritos de Laura tienen, casi siempre, el
aire de bocetos para los que no tuvo los arrestos necesarios para convertir en
textos acabados, porque ello exigía una dedicación y una disciplina a la que no
supo someterse. Sin embargo, ella acusaba a su marido de ser, sobre todo,
perezoso, muy perezoso, y Fritz se quejaba de que ella no lo hubiera «empujado»
para salir de ese estado de apatía o postración. Hubo un cuento, Una
percha para colgar el sombrero (Réquiem por Isaac Rosenfeld) , que fue
recomendada por Goodman para que fuera publicada en una revista, pero el editor
se la devolvió porque no cumplía las expectativas de la revista, lo que debió
de suponer un duro golpe para las aspiraciones llamémoslas artísticas de Laura.
Entre esos bocetos, Laura tuvo la ocurrente idea de parodiar la magnífica obra
de Pirandello, Seis personajes en busca de un autor, para trazar un bosquejo
autobiográfico que tiene el valor de descubrir cómo se ve ella a sí misma:
I. Una mujer con más de cincuenta años;
sintiéndose
1) Mayor, con la melancolía del climaterio,
tensión alta, preocupada por los nietos, la familia, el marido que envejece.
2) Viéndose diez años más joven, sintiéndose
quince años más joven. Hambrienta de amor y sexo. Viviendo principalmente una
vida fantasiosa de éxito sexual, con ocasionales aventuras reales. Preocupada
por la impresión, la ropa, la apariencia, la agudeza mental.
II. Profesionalmente exitosa.
1) Experimentada, confiada, impresionante,
reconocida pero no ambiciosa.
2) Fracasada profesionalmente; insegura,
sintiéndose un fraude, sintiéndose ignorante, temerosa de “ser descubierta”.
Competitiva pero asustada, supermodesta y arrogante (nadie me conoce, nadie se
da cuenta de mí vs. Soy muy conocida, estoy en lo alto de mi progresión, etc.,
etc.
III. Escritora.
1) Niña prodigio; dotada, precoz, muy
elogiada, ridiculizada, herida. Capullo.
2) Buena estudiante; ávida lectora,
escritora de artículos y ensayos escolares. Enpeñada en ser racional. Útil
social versus “lúdicamente artista egotista.
IV. Ama de casa
1) Indiferente, negligente, sin que le
importe, irregular, sin rutinas, Schlamperei (dejada), sin tiempo para nada,
derrochadora.
El
libro es interesante, para los muy interesados en la vida, obra y milagros de
los creadores de la Gestalt, porque Laura ofrece una visión bastante extensa de
su vida adolescente y repasa épocas de las que no suelen circular muchos datos
concretos, específicos, como la de tiempo en Sudáfrica. Las fotos que se
incorporan al volumen permiten la contemplación de lo que el matrimonio llamó
la primera residencia Bauhaus en Joahnnesburgo, por ejemplo. La vida de Laura
Perls, sobre todo después de la separación de su marido fue una vida marcada
por el decidido carácter varonil de las mujeres de su familia, según confiesa,
pero también porque ella hubo de estudiar en un Gymnasium
masculino, junto con dos chicas más, una de las cuales no se adaptó y abandonó.
Estamos hablando de una mujer que abría caminos en una época en la que pocas
accedían a los estudios universitarios, y esa necesidad de “imponerse” frente a
los hombres, de reafirmarse, desarrolló en ella ese sentido de la
competitividad que acabó chocando con el de su marido. A través de las páginas del libro, así pues,
asistimos, también a la recreación de una época la de los años veinte y treinta
marcada por el decidido movimiento de liberación de la mujer que, como en el
caso de Laura, se realizaba de forma individual. El libro incluye varias
entrevistas que permiten redondear el carácter autobiográfico de la obra. En una
de ellas, el entrevistador le reprocha a Laura las vaguedades y alguna
contradicción, como que el matrimonio leyera Politics, la revista neoyorquina de ínfima tirada, donde, al decir
de ambos, conocieron a Paul Goodman, porque firmaba un artículo sobre la izquierda
y las teorías freudianas. Y aunque ha de reconocerse que la cultura de Laura en
modo alguno es fingida, y que sus referencias son sólidas, no deja de haber en
su manera de referirse a lo que fue su vida de relación social con una
sofisticación en la que se intuye una cierta y leve impostura. La manera de
referirse a ciertos movimientos artísticos y su papel en aquel mundo de la bohemia
berlinesa de los años 30, tiene un aire hasta cierto punto frívolo que no acaba
de convencer al lector crítico. En cualquier caso, el libro tiene muchos
alicientes y hay en él muchos detalles biográficos que satisfarán la curiosidad
con que los lectores solemos acercarnos a estos libros testimoniales.
Este libro, sin duda, para ti tiene que ser realmente interesante para conocer desde dentro la relación entre Fritz y Laura Perls, pero para los que estamos fuera es difícil de aquilatar algo que nos diga algo en especial. Tú como investigador ves elementos muy relevantes en esta perspectiva de Laura, pero yo no sé cómo encajarlos hasta que lea tu novela, espero.
ResponderEliminarEn todo caso, observo la creación de una terapia para aclarar la vida de la gente, para desenredar nudos y conflictos, cuando los creadores de la misma están perdidos en los mismos nudos y conflictos que todos los demás.
No sé qué ha quedado de la gestalt, pienso que muy poco. A veces en el ambiente pedagógico oigo hablar de "constelaciones" y no sé por qué las relaciono con esta línea de observación de la mente. Hoy la gestalt de la gente parecen ser los libros de autoayuda, esos que redescubren el budismo y su vivencia del aquí y el ahora. A nivel general no veo que haya abierto nada relevante en el estudio del ser humano que sigue siendo tan necio -o no- como era antes de la aparición de la mayor aportación a la literatura del siglo XX, el psicoanálisis.
Sí, decididamente es un libro para seguidores o personas muy interesadas en esa Terapia Gestalt, una de cuyas últimas floraciones tiene que ver con el Mindfulness, que tan de moda se ha puesto. En la medida en que es una autobiografía a retazos, y haber sido escrita sin perspectiva de publicación, tiene un indudable valor testimonial, ese es su único mérito, desde luego. Cuando investigué sobre "lo autobiográfico" para mi trabajo final de los cursos de doctorado, aprendí no poco al respecto.
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