Joan Brossa |
Pepe Bergamín |
Poesía estimológica... o el pasado entre el indulto y la condena...
A la memoria de José Bergamín, en quien tanto aprendí...
Es sorprendente lo que el ocio permite encontrar en el baúl sin fondo donde van a parar los papelajos garabateados de quien no ha hecho otra cosa sin provecho en toda su vida que amontonarlos como si esos pobres desvaríos tuvieran algún valor, mas allá del sentimental que acaso pudieran tener para su concebidor, y que no siempre tienen, porque no son pocas las veces en que la vergüenza sufrida ante la contemplación de ciertos textos excede el cupo del máximo posible. Escarbar en el deposito de ácaros del papel, que me cubren de ronchas de urticaria los brazos, y de sus primos hermanos aéreos, que me obstruyen los bronquios, tiene, a veces, resultados que llegan incuso a sorprender al Artista Desencajado. Esta colección de breves poemas, de la que ni guardaba memoria, me ha parecido un hallazgo digno de ser subido a este Diario como muestra, no con otra intención, de la forja del Artista, del modo como un estilo se ha ido perfilando en la lucha de la percepción semántica y formal de las palabras contra la sanción de las tradicionales visiones imperantes. Tienen, así pues, estas Etimologias, un mero valor arqueológico, y en esa condición las muestro. Ser un Artista Desencajado no significa ser un artista sin historia, de ahí esta salida a la luz pública, a la inmensa minoría, que entrevió el moguereño, de unos textos de juventud en los que poco de ella había, sin duda, y a los que acaso les falte su buena pizca de cordialidad...
Helas, pues, sin más deambulaciones prefaciales:
V I D A
Verte es siempre después.
Lejana. Constante huida
del templado corazón
en el que se nutren
tus raíces bien hundidas.
Verte es el dulce poso
que se agria en la garganta
cuando abiertos los ojos
en el sabor de tus frutos
nos descorazona tu marcha.
H I S T O R I A
Día a día tejiendo
la risa sesgada,
el tapiz irónico
que recubre la mueca
abierta del desprecio.
Día a día hilando
la muerte que damos,
la muerte que nos dan,
en orden silenciosa:
¡punto en boca!
Y
O
Junto al árbol podado
que aguarda o clama
mantienes tu equilibrio
de fruta transparente
y ajena a la sazón.
El aire todo traspasa
la oquedad sin celosía
de tu ambiciosa negación
recogida en la sombra
imaginada de dios.
Os une, os separa,
iniciales sin historia,
ser final, partida,
del mismo sueño
sin tiempo
de la misma noche
perdida.
A
B R A Z A R
Gana el náufrago
a brazadas la bahía,
y se abate exhausto
contra la arena dormida:
dulce pecho conmovido
que estrecha el azar
de un ser perdido
por los dominios del mar.
P
R O P I O
Adormecido va el mensajero
por entre la hierba amarga
hacia la claridad del sueño
para descubrir despierto
al cabo de su jornada
que no anduvo ningún camino
quien la piedad llevaba
como mensajero de sí mismo
para intacta guardarla.
C
L A V E L
Entre el quebrado clamor
la rasgada seda
estalla su cuerpo inmóvil
en lluvia de sangre inversa
alzándose hasta los ojos
desde tus alas prisioneras.
Y el temblor de tu vuelo
imposible les revela
el bello y doliente misterio
de la sangre, de la tierra.
L
I B R E A
El peso verticaL de tu nombre
te aplasta al fIn
encerrando
la hipócrita noBleza de tu origen
bajo claras baRras
forjadas
en la luz del dEsengaño
que te clarea lAs entrañas.
A
M E N O
Tu dominio es de luz
y sombra en combate
cruel y amoroso
de tregua imposible:
derrota y victoria
son dos escudos
de la misma bandera
en bandos contrarios.
P
A L A B R A
Cielo, tierra, mar,
surcas, aras, recoges,
en libertad y frontera
de claro laberinto
donde se buscan los hombres,
al hilo del sonido,
en el sueño de tus voces
habitadas por sirenas.
S O L E D A D
A veces la leda luz
olvida el rostro amargo
de su distante rayo
lanzado desde lo azul
para poner en claro
las sombras de un espacio
donde la edad a solas
solo teme a las horas.
R E A L
Con esa extraña y feroz
tensión que te arracima
contra los altos dientes
en equívoco dolor
¡quién diría que escondes
la fuerza que confirma
día a día los nombres
serenos de la razón!
A
M O R T A J A D O
El mismo gastado lienzo
donde traza tu deseo
con pincel enamorado
el dulce temblor del beso
adentrándose en la carne
te irá apartando del sueño
enardecido del amor
para envolverte con la voz
afilada de la muerte
en otro sueño constante.
A
L M A
Lo sé yo y tú lo sabes:
ningún secreto se esconde
en tu centro impronunciable
rodeado de iniciales.
Pero sabemos también
que hay un sonido vibrante
de imposible alcance
hacia el que tu ser se
extiende
para saberse insondable.
C
O M E T A
Hambrienta de cielo
devoras la escala
transparente
del aire que sostiene
el postre azul de tu deseo
sin saber, ¡ay!, que
asciendes
hacia un paladar celeste
por peldaños como dientes.
L
A V A N D E R A
¡Qué macerado resplandor emerge
de tus blancas banderas sin
astas
cuando reposan sobre las
piedras
su oscuro símbolo de muerte!
C
A L A V E R A
En
solo un fuego afilado
forja la verdad su ser de
cuchillo
para traspasar la carne de
las formas
y aliviar la presión del
hueso.
Cincel dentado o ácida hoja
obrando en la expresión
definitiva
la indestructible eternidad
de la máscara menos ambigua.
C
O N O C I M I E N T O
Por las crueles laderas
de tu aguzada geometría
altiva
descenderé ensartado,
más allá de tu falso
fundamento,
hacia la oquedad viva
desde donde te dibuja mi
aliento.
E N C A R N A C I Ó N
En el denso río de tu
descenso
hacia las puertas del mar
oscuro
que se abren al mundo
soñaba ya tu líquida ambición
escarlata
las lindes firmes de la
frontera:
un estremecido perímetro de
adarves
defendiendo la nación de tu
carne.
U N I V E R S O
Cíclico
emerges del ritmo
hacia la unidad perfecta
de tu forma repetida
en el latido del verbo.
Y en la fragua del aliento
te forja una melodía
con el fuego y con el viento
de un corazón que tirita.
D
E S V E L A D O
Esclarecido ser escapo,
sin otro secreto que haber
sido,
a través de un mar pacífico
que hacia la costa cárdena
del último recuerdo mece
sola y sin velas la balsa
frágil de mi deriva insomne.
E
N C R U C I J A D A
En el cruce ignorante y
exacto
de los maderos despojados
abría la sed de espacio,
nítido, posible y derramado,
su herida como otro clavo.
La caricia entonces del acto
imposible
estremeció los ojos desolados
que agonizaban frente al
oriente.
C
O R A Z O N A D A
A la nada sin saberlo me arroja el corazón
desde la cresta enfurecida de
su constancia
cuando el ritmo violento de
su desesperación
rompe y rasga la piedra y la
tiniebla de su estancia
tendiendo en una nota de
claridad la canción
sin vida que confunde
ausencia y distancia.
C
O I N C I D E N C I A
Cuando coincides en ti misma
y te viertes dividida
y abierta por tu mano,
te tiendes también vencida
por el temblor cercano
de mi pulso trazando la
herida
que al abrirse te oculta.
P A R É N T E S I S
Nos une la afirmación
en cerrado vínculo de sangre;
nos asila, solitarios,
en la isla ingrávida
del matiz que se consume
al pronunciarse idéntico...
Porque estamos en la
pendiente
plural del abrazo recíproco.
S E R
Ser, sin más, vuelto del
revés,
cosa de lengua muerta,
nada del habla hermana y
enfrentada.
Ser, con todo, por derecho,
acompañado juego
que nos distingue y nos
iguala.
Ser, por lo menos, y antes
que nada,
la unión constante,
el atajo oscuro
que aniquila la distancia.
No sé si has gestionado bien tu carrera literaria. A veces pienso que no. Estos interesantísimos poemas, llenos de belleza y densidad, bien podrían haber sido presentados a algunos certámentes de poesía joven cuando aquel ese título tenía sentido. He conocidos poetastros como Javier Peñas que obtuvieron el Adonais por aquel libro Adjetivos con agua y sin aguaque tú conociste. Y estos son de una factura netamente sólida intelectualmente. Tienen el valor de la poesía existencial, fresca y tersa. De Javier Peñas nunca más se supo. No sé qué fue de él. Tu poesía merecía haber sido publicada en Visor, en un librito de tapas negras. Pienso que una carrera literaria tiene que ver con la calidad de uno, como no, pero también y mucho con los contactos, con la vida social, con las amistades que uno tiene. Estos poemas son representativos de una juventud intensa que merecerían haber sido publicados para ese público de cinco mil lectores que tienen los libros de poesía en España.
ResponderEliminarMuy buenos.
Lo que me temo, Joselu, es que nunca he pretendido hacer "carrera literaria". ¿Hacia dónde? No tiene sentido. De siempre me he volcado en lo que he hecho, y también, como casi todo el mundo, he frecuentado concursos donde no han encajado mis pliegos. Normal. Con todo, o a pesar de todo, es difícil quitarle a un escritor la esperanza. De momento, no se me ocurre ninguna recompensa mejor para mi modesta vanidad que tu elogio. Que la crítica leal no esté reñida con la amistad no es galardón al alcance de muchos. ¿Correr? Que corra el cuerpo; y que la voz discurra... Gracias.
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