Don Sem Tob:
Glosas de Sabiduría
(Versión
actualizada en aforismos
hecha por Juan Poz)
Don Sem Tob de Carrión
(Rab Shem tob ibn Ardutiel ben Isaac) fue un escritor judío de
mediados del siglo XIV del que poco se sabe, además de sus orígenes y de, por
supuesto, tener el honor de haber escrito el primer libro del canon de la aforística en lengua castellana, si bien aún
estamos lejos de que el concepto aforismo
halle carta de naturaleza en nuestra literatura para referirnos a lo que hoy,
sin ninguna duda, como demostraré en su día, constituye un género mayor de
nuestra historia literaria junto a la narrativa, la lírica y la dramática. El
libro de Sem Tob, dedicado en principio a Alfonso onceno, fue rededicado, tras
la muerte de éste, a su hijo, D. Pedro
I, llamado el cruel. Los Proverbios
morales o las Glosas de Sabiduría,
pues de ambas maneras se ha conocido desde siempre la obra, fue citada por el
Marqués de Santillana en lo que se considera la primera historia de nuestra
literatura, por sucinta que fuera, el famoso Prohemio e Carta a sus obras:
Concurrió en estos tiempos un judío que se llamó Rabí Santo;
escribió muy buenas cosas y entre las otras Proverbios morales, en
verdad de asaz recomendables sentencias. Púselo en cuento de tan nobles gentes
por gran trovador, que así como él dice en uno de sus proverbios:
"No vale el azor menos/ por nacer en vil nido,/ni los ejemplos
buenos/por los decir judío."
El origen de este trabajo mío ha de buscarse en la pretensión de
presentarlo a una editorial que publica actualizaciones de clásicos. He hecho
el trabajo, pero, en vez de continuar adelante con el proyecto de presentarlo a
la editorial para su posible publicación, me limito a dar una muestra de él en
estas páginas, con lo que, en parte, cumplo la misma función última que había
animado mi esfuerzo.
Para realizar mi versión modernizadora del clásico he
seguido, como no podía ser de otro modo, la única edición crítica de la obra de
Sem Tob que merece ese nombre, la llevada a feliz término por Agustín Garcia
Calvo para Alianza Editorial: Don Sem Tob Glosas de Sabiduría o Proverbios morales y otras Rimas, una auténtica joya
de la filología. Se trata de un estudio y edición con un nivel de calidad, de
dedicación, de sabiduría y de intuición como pocas veces me ha sido dado ver en
mi larga y mediocre vida de filólogo diletante. Remito al lector interesado en
el tema a que se sumerja en ese mar de erudición y de amor a la filosofía.
Seguro que me lo agradecerá.
La obra de Sem Tob procede de la tradición judía, pero
también de los florilegios de sentencias de origen grecolatino que proliferaron
en Europa desde mucho antes de la caída del imperio romano. A nadie se le
oculta que la tradición de los aforismos se remonta a Sumeria, a la Biblia, a
los libros egipcios y, por supuesto, a los autores griegos, cuyos
presocráticos, como Heráclito, por ejemplo, transmitían su saber en forma de
aforismos.
Don Sem Tob escribió su obra en coplas de cuatro versos
heptasílabos y rima cruzada consonante, si
bien, para la modernización que he llevado a cabo no he respetado esta forma
original, sino que la he volcado en la forma habitual en prosa del aforismo. La
forma poética del rabino nos recuerda no sólo la tradición milenaria de la
poesía gnómica, que llega, en nuestra literatura hasta Campoamor y hasta el
Antonio Machado de sus conocidísimos Proverbios y Cantares. Los aforismo en
prosa a que he reducido las cuartetas heptasílabas de Sem Tob pretenden acercar
al público no familiarizado con el castellano medieval una obra cuyo valor
moral continúa vigente, como podrán ver quienes se paseen por esta avenida de
aforismos semtobianos que les ofrezco. No quiero entrar en el análisis de las
fuentes y en el parentesco intelectual de Sem tob, tan felizmente esclarecido
por García Calvo, pero me quedo de su análisis con una idea que se capta en
cuanto uno echa a andar por su selva de aforismos: que Sem Tob, más allá de
la influencia de los clásicos, se ha nutrido de su experiencia personal, y es este
poso vital lo que convierte sus aforismos en textos imprescindibles para la persona
de cualquier época, lugar y circunstancia, porque se adentra en la medula (digámoslo
quevedescamente…) de la existencia.
Alza los ojos y mira:
verás flotar sobre las crestas del mar los pecios muertos y yacer hundidas las
cargas de piedras preciosas de los naufragados navíos: así el peso la balanza
más llena baja y la más vacía alza
♣♥♦♠
Cuando no ocurre lo que quiero, he de querer yo lo que ocurre. Me pesará
primero, gozaré después.
♣♥♦♠
Apenas nada es la vida del hombre, y todos sus actos y sus penalidades
recorren escaso trecho.
♣♥♦♠
He probado lo pesado y ahora probaré lo liviano: quizás mude de fortuna
cuando cambie de dirección. El que no cambia, no halla lo que le agrada; dicen
que el ave muda, agüero no hace.
♣♥♦♠
Mejor es hablar que quedar por necio. Hablan poco tiempo los hombres que
pisan la tierra, pues ésta, cuando los pisa a ellos, los calla para siempre.
♣♥♦♠
Entendí que, si callaba, mi vida mejoraría; pero aborrecí el hablar y peor
me iba.
♣♥♦♠
No se desprecien mis razones porque sea persona de baja condición; que hay
espadas que salen de rotas vainas y del gusano se hace la fina seda; barcas
destartaladas recorren largas distancias y una pelliza astrosa encubre blancos
pechos.
♣♥♦♠
Bien sé que cuatro lanzamientos de lanza no llegan hasta donde la flecha
alcanza.
♣♥♦♠
Al sabio que es tímido, reservado, se le toma por necio y desgraciado.
♣♥♦♠
A quien arroja la lanza, despacio le parece que va; pero al que por ella es
alcanzado la tiene por presurosa.
♣♥♦♠
Con frío le hace fiestas al sol y sale a su encuentro quien, a la hora de
la siesta, cuando llega el calor, con la puerta le da en el rostro.
♣♥♦♠
Cuando pienso que lo mejor en todo es lo derecho, descubro al poco que no
es cosa cierta: a unos les aprovecha y a los otros les sale caro: el derecho
del arco es ser torcido y el placer de la balanza tener vertical el fiel.
♣♥♦♠
Nada puedo loar o denostar sin más: según el lugar, así se ve la realidad:
prisa llaman al ir despacio y envés al haz.
♣♥♦♠
No es buena la cordura que
deshonra a su dueño; ni mala la locura que vuelve persona al suyo.
♣♥♦♠
Es gran torpeza pensar que
todos los tiempos son iguales: unas veces se es escudo y otras venablo.
♣♥♦♠
El hombre que transgrede la medida de las buenas costumbres pierde la
bondad: tanto da traspasar el límite por un dedo como alejarse una jornada.
♣♥♦♠
No por mucho andar se alcanza lo pasado, ni se pierde, por estarse quieto,
lo que ha de llegar.
♣♥♦♠
Ni fea ni hermosa cosa se puede alcanzar en el mundo si no es con su
contrario: quien no siega el trigo no lo cosecha; si bajo tierra no yace la
semilla, a espiga no llega.
♣♥♦♠
Le place al ojo del lobo el polvo que levanta el ganado.
♣♥♦♠
En el riesgo y la aventura
yace el provecho y con las locuras se compran las ganancias.
♣♥♦♠
El mundo no se guía por la
razón, y la duda constante lleva al hombre a la miseria.
♣♥♦♠
No habría en el mundo mayor proeza que la generosidad si no fuera por una
tacha que la desmerece: que mengua como la luna y que nunca crece.
♣♥♦♠
Como la candela misma es
el hombre generoso: se quema por dar a otro lumbre.
♣♥♦♠
Si el hombre es dulce como
el agua, lo beberán; si sabe amarga, lo escupirán.
♣♥♦♠
Aunque solo sea por
guardarse de los intrigantes, el hombre debe cambiar sus costumbres a menudo:
hoy bravo, mañana manso; hoy simple, mañana despierto; hoy generoso, mañana tacaño;
hoy abrupto, mañana llano, hoy humilde, mañana orgulloso, a veces vengativo y a
veces compasivo.
♣♥♦♠
Ciertamente es el hombre como un vado: recela de él la gente antes de
pasarlo.
♣♥♦♠
En cuanto se barrunta la
debilidad de un hombre, por ella le llega el ataque.
♣♥♦♠
No conviene ser manso con todos.
♣♥♦♠
Pocos son los que tienen buen seso: parejo es el escaso número de los locos
y el de los cuerdos.
♣♥♦♠
Ningún nacido puede vivir sin su afán,
y su único refugio es la acción. No se quedan las estrellas fijas en un
lugar: mal sería que ellas se afanasen y el hombre se dedicara al ocio
♣♥♦♠
Establo es el huerto donde no nace fruto; y no vale más que un muerto, el
hombre que no se afana.
♣♥♦♠
El ocio alimenta el corazón de funestas preocupaciones y lo inducen a
error.
♣♥♦♠
Lo mucho nunca es bueno, aunque sea de fina
especia; más vale escaso antídoto que mucha medicina.
♣♥♦♠
A todo hombre le digo que se guarde más de sí mismo que de su enemigo, con
eso le basta para poder andar tranquilo: guárdese de su envidia, de su saña y
de su codicia, el peor de sus defectos.
♣♥♦♠
Es imposible la mesura en la codicia: es mar profundo, sin puerto y sin
orillas.
♣♥♦♠
Conseguir una cosa despierta la codicia de lograr otra mejor y más
trabajosa: la carencia procede de la abundancia.
♣♥♦♠
Dueño es el hombre de lo que tiene; esclavo de lo que le falta mientras
viva.
♣♥♦♠
Si no quieres que la codicia te prive de todo, codicia lo que tienes.
♣♥♦♠
Por iluso a sí mismo se tendría el malvado si pensara en que la fortuna le pudiera ser
propicia, mas he aquí que ella se le entrega sin trabajar para conseguirla:
esto es algo que no puedo perdonar.
♣♥♦♠
Le preguntaban al Sabio un día su discípulo por qué no se afanaba por
enriquecerse, y dijo que por algo así no se tomaría la más mínima molestia:
¿Por qué habría de molestarme por hallar algo de lo que nunca me hartaría de
tener?
♣♥♦♠
No por diligencia ni cordura se gana el dinero, sino por azar. La
generosidad lo dilapida; la avaricia lo guarda y la mezquindad lo conserva.
♣♥♦♠
Quien llena su talego con malas ganancias; desangra la vena de su
despreocupación.
♣♥♦♠
No hay más poderoso orgullo que la obediencia, ni mayor satisfacción que la
resignación.
♣♥♦♠
Nada más descansado que la pobreza, ni tan atribulada como la riqueza.
♣♥♦♠
Ensoberbecerse por la honra es acreditar la falta de merecimiento.
♣♥♦♠
De sí revela el orgulloso que no tiene en la sesera ni una pizca de meollo.
♣♥♦♠
El hombre noble se crece ante los poderosos y se humilla ante los
menesterosos; el villano se humilla ante los poderosos y se crece ante los
humildes.
♣♥♦♠
No vale tu cuerpo más que el de un mosquito después que el espíritu que lo
anima de él sale.
♣♥♦♠
Sabe cuál es tu medida y nunca errarás, y nunca la soberbia te ganará.
♣♥♦♠
Quien mal quiera hacer, conviene que esté al tanto de que no podrá evitar
recibirlo.
♣♥♦♠
No nació el hombre para vivir apartado; no vino al mundo para sacar ventaja
frente a los demás.
♣♥♦♠
Para ganar amigos, nada mejor que ser sencillo y saber razonar.
♣♥♦♠
No hay mejor caudal en el mundo que el saber, ni herencia ni otra riqueza
se pueden comparar con él.
♣♥♦♠
No hay mejor compañía que los libros, y tenerles afición vale más que la
paz: cuanto más se aficione, mayor sabiduría alcanzará: hallará a los sabios a
quienes quería ver y hablará con ellos.
♣♥♦♠
Lo que codiciaba de aquellos sabios, su sabiduría y sus aforismos, en el
libro lo hallará y de ellos respuesta tendrá.
♣♥♦♠
No va mucha diferencia de ser siervo de un hombre sabio a señor de un
hombre necio.
♣♥♦♠
El necio es la peor alimaña que hay en el mundo, no lo dudes: solo piensa
en ser desleal y no tiene otro placer que hacer el mal.
♣♥♦♠
Para el sabio, la verdad es como una leona coronada y la mentira como una
zorra contrahecha.
♣♥♦♠
Siempre se ha de decir la verdad, aunque lleve aparejado el daño; y nunca
la mentira, aunque se derive un provecho de ella.
♣♥♦♠
Nada hay tan sin vergüenza como el derecho, los mismos oídos presta al daño
y al beneficio.
♣♥♦♠
El juez no puede mudar su ejercicio, ni entender que su cargo ha de ser en
propio beneficio: por el bien del ganado se pone al pastor, y no al revés.
♣♥♦♠
Codicia y Derecho, es cosa cierta, no han de cobijarse bajo el mismo techo.
♣♥♦♠
El oficio del hombre es una joya prestada; la buena costumbre, virtud suya.
♣♥♦♠
Hay tres dolencias contra las que no hay posible medicina: el pobre
perezoso, la malquerencia del envidioso y las dolencias de la vejez.
♣♥♦♠
No hay hombre más bienaventurado que el que no se afana por ser más de lo
que es: no se avergüenza de vestir mala capa ni de robar dos panes en el
mercado ni de hurtar la fruta ni de emborracharse en la taberna.
♣♥♦♠
El entendido sabe que la cima de su riqueza es la pobreza y que bajo lo
alto se abre una honda sima.
♣♥♦♠
Quien quiere guardar su secreto del enemigo, tampoco lo revela al amigo.
♣♥♦♠
Verdad cierta es que lo que saben tres todo el mundo lo sabe y comidilla de
plaza es.
♣♥♦♠
Son las buenas costumbres fáciles de nombrar; pero pocos son los hombres
que las saben practicar.
♣♥♦♠
No decir ni hacer no es cosa loada; cuando se busca el placer, más vale
algo que nada.
♣♥♦♠
Lo que anheles con inmediatez, hazlo despacio; las
prisas acabarán obligándote a ir paso a paso.
♣♥♦♠
Quien siembra prisa, cosecha arrepentimiento; quien
actúa con sosiego declara su talento.
♣♥♦♠
Ya sea brava, ya mansa, la palabra es como la
sombra que pasa y no deja huella.
♣♥♦♠
No hay lanza que burle las armaduras y las traspase
como la escritura.
♣♥♦♠
La flecha tiene un corto recorrido; la letra va
desde Burgos a Egipto.
♣♥♦♠
La flecha solo hiere al que está presente; la
escritura alcanza, allende el mar, al que está ausente.
♣♥♦♠
De la saeta le defiende al hombre un escudo; de la
letra no le defiende nada en el mundo.
♣♥♦♠
Es propio de la naturaleza del hombre enojarse y
quejarse de lo que mucho dura.
♣♥♦♠
Las cosas que no tienen que ver con la lengua y el
entendimiento suelen conllevar placeres menguados y perecederos.
♣♥♦♠
No se desvanece el placer que siembra la buena
compañía de los hombres; antes bien, se acrecienta y mejora.
♣♥♦♠
Ninguna alegría mayor que la compañía de un amigo
inteligente.
♣♥♦♠
No has de fiarte del amigo que te loa el bien que
no hiciste, porque a tus espaldas te afeará el mal que no causaste.
♣♥♦♠
No hay mayor riqueza que la hermandad ni peor
pobreza que la soledad.
♣♥♦♠
La soledad depara malos pensamientos, por eso dice
el Sabio: <>
♣♥♦♠
Hay soledades, sin embargo, que más que las
compañías valen: la compañía de los hombres puede ser la mayor de las
pesadumbres.
♣♥♦♠
Antes es preferible yacer en la montaña expuesto a
la serpientes que estar en compañía de necios y torpes.
♣♥♦♠
Los hombres tienden a loar las costumbres comunes.
♣♥♦♠
Quien quiera hablar sin saber, mejor negocio haría
callando.
♣♥♦♠
Si el hablar fuera plata repujada; el callar, oro
aquilatado.
♣♥♦♠
Más prefiere el Sabio, callando él, aprender de
otros, que, hablando, enseñarles.
♣♥♦♠
Por no poder hablar sufren males las bestias; el
hombre, por no callar.
♣♥♦♠
Elogiar el callar es un discurso que no se puede
afear.
♣♥♦♠
Con el habla decimos los muchos bienes del callar;
callando no podemos decir los del hablar.
♣♥♦♠
No hay nada que cueste menos y que más aproveche
que la buena respuesta, breve o larga.
♣♥♦♠
No hay
gigante más fuerte que la lengua blanda que le quiebra la pierna a la
saña.
♣♥♦♠
El callar no es nadie, no merece nombre; el hablar
es alguien, y por él es hombre el hombre.
♣♥♦♠
Según la raíz que tenga, así el árbol crece: por
sus obras, cómo y quién sea un hombre se advierte.
♣♥♦♠
Según el talante se muestra un rostro; según su
entendimiento sea, su palabra será.
♣♥♦♠
El hombre cuerdo siempre desconfía del bien de que
goza, porque se puede perder sin que el hombre tenga culpa en ello y el saber
no defiende a nadie de acabar en la pobreza.
♣♥♦♠
Las cosas del mundo están sujetas a zozobra y muy a
menudo hace el mundo unas cosas y las contrarias. Gira la rueda de la fortuna e
iguala el zapato astroso y la corona.
♣♥♦♠
Al sol claro y placentero la nube lo oscurece; ni
de un solo día completo puede el hombre estar seguro.
♣♥♦♠
De la sierra al valle y de la nube al abismo, según
lo ponen a uno vale como cifra de
guarismo.
♣♥♦♠
Más vale un hombre apercibido que muchos
acorazados.
♣♥♦♠
No piense que, sin dolor, alegría tendrá; que día
sin noche nunca habrá.
♣♥♦♠
Decimos mal del mundo y no hay en él otro mal sino
nosotros mismos.
♣♥♦♠
El mundo no tiene ojos, ni entiende de causar a un
hombre placer y a otro enojo: ni se paga de nada ni se ensaña con nadie; ni ama
ni desama; ni usa de ninguna treta ni responde ni llama.
♣♥♦♠
Uno es, siempre, el mundo; pero todos los nacidos
se oponen como el haz y el envés.
♣♥♦♠
No hay en el mundo nada tan peligroso como el
hombre, tan perjudicial ni tan dañino.
♣♥♦♠
Las bestias, cuando están hartas, no se preocupan
de hacer el mal y se sosiegan: cuando el hombre está hambriento, roba, mata y
mil maldades hace a pesar de estar harto, pues nada le harta más que el hambre
de otro, ni le hace tan rico como la ajena pobreza: mil quintales de oro no le
satisfacen si el otro no pierde el oro y el moro.
♣♥♦♠
Mitad es muy fea el poder con desmesura, y quiera
Dios que no sea muy larga semejante vestidura, porque el que la vistiese a
otros desnudaría.
♣♥♦♠
El poder con mesura es cosa galana; como en el
rostro el blanco entreverado con la grana.
♣♥♦♠
Teñí las canas no por aborrecimiento ni por parecer
mancebo, sino por miedo de que no hallaran en mí el buen consejo del viejo.
♣♥♦♠
Cuanto el hombre aumenta el decir, tanto disminuye
el hacer, que decae la mano por la lengua.
♣♥♦♠
Lentamente, pero muy complacido, sigo ascendiendo por su diario... De cada entrega, siempre me llevo algo... De esta, en particular, mucho... Gracias por compartir este su trabajo.
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