La admiración incesante hacia una lengua perfecta.
S.D.P. (Salutem
dicit plurimam!), dilectos intelectores, aunque muchos de vosotros hayáis
leído esas iniciales de salutación en otro orden (S.P.D), pero conviene
saber que son múltiples las formulaciones como es plural el ordo verborum.
Está comprobado: cuanto más se ignora de
una materia, cualquier brizna de conocimiento que se adquiera sobre ella brilla
como una galaxia en el vasto cielo de nuestra indigencia cultural. Eso me pasa
con el latín, una lengua a la que he sido afecto desde adolescente, cuando la
escogí frente a la abstrusa química —una materia en la que solo entré cuando
leí, con la enciclopedia al lado, y sorprendentemente pronto, respecto de su
fecha de edición, El azar y la necesidad, de Monod—, en el bachillerato.
El hechizo de las etimologías, el deslumbramiento de los cultismos, el contacto
con la lengua madre de la que procede el mayor caudal léxico del castellano me
cautivó de tal manera que siempre he vivido muy próximo a su belleza, pero sin
decidirme a entrar nunca a fondo en su conocimiento, aunque he leído gramáticas
y diccionarios, como el clásico de Alfonso de Palencia: Vocabulario
universal en latín y en romance, el primero editado en España, antes del
más conocido de Nebrija: Diccionario latino-español, no menos ameno e
instructivo. Mi relación con el diccionario escolar latino-español de Vox entra
en el campo específico de las «memorias», porque vi hasta la saciedad las
ilustraciones sobre la vida y la cultura romana que amenizaban la seriedad de su contenido, y
aún recuerdo muchos de aquellos dibujos que tanto impresionaron mi
imaginación adolescente, del mismo modo que, de niño, me marcaron las
ilustraciones sobre los godos, con sus largas cabelleras y sus túnicas, solo
comparables en mi realidad de entonces a las sotanas de los curas, tan
connotadas, ¡ay!, de asexualidad, cuya calidad de añagaza no tarde en conocer.
Recuerdo, además, mi primer neologismo, para el stadium donde nos
reuníamos los condiscípulos a jugar al balompié después de las clases: *Transcárrea,
porque habíamos de pasar del lado de Moncloa a la zona de la Universidad, en
uno de cuyos amplios espacios nos ejercitábamos en el noble arte de pensar con
los pies.
Al expulsar el
latín de los estudios de bachillerato en mi último centro, la titular de
departamento me invitó a quedarme con algunos libros antes de que fueran
preceptivamente tirados al contenedor, como así sucedió. Entre ellos estaba
esta Phraséologie Latine, de Carl Meissner, traducido al francés por Charlas
Pascal y perfectamente descrita por su traductor al inglés, Henry William
Auden(1867-1940), quien en su prefacio nos advierte de que un libro de frases
deber ser, idealmente, recopilado por el mismo alumno y que debe ser producto
de su propia observación personal. Sin embargo, asegura que cualquier cosa que
le ayude al estudiante a tener alguna noticia del latín en un corto período de
tiempo no debe considerarse como algo inútil. En la última parte de su prefacio
nos dice que el libro de Meissner no involucra «principios novedosos y poco
probados» y aduce como testigo el éxito obtenido en Alemania por la Lateinische Phraseologie, que
para ese entonces contaba ya con seis ediciones.
El libro es un
vademécum de expresiones latinas destinadas a familiarizar a los estudiantes
con frases originales propias de los contextos más habituales de la vida
romana. El autor, Meissner, las clasifica siguiendo estos ámbitos: 1. Mundo y
naturaleza. 2. Espacio y tiempo. 3. El cuerpo humano y sus partes. 4.
Características del cuerpo humano. 5. Circunstancias y condiciones de la vida
humana. 6. El alma y sus funciones. 7. Conocimientos y artes. 8. Habla y
escritura. 9. Situaciones relacionadas con el alma. 10. Vicios y virtudes. 11.
Religión y culto. 12. Vida doméstica. 13. Comercio. 14. El estado. 15. Derecho
y corte. 16. Guerra y ejército. 17. Navegación. Y los principales autores de
quienes toma esas frases son: Cicerón, César, Salustio, Cornelio Nepote, Tito
Livio, Quinto Curcio, Justino, Tácito. Plauto, Terencio, Virgilio, Horacio y
Ovidio.
Al final de esta recensión he copiado mi selección, la que, a mi parecer, incluye las frases
que tienen la condición de utilizables en nuestra vida cotidiana sin parecer,
quienes las usen, redomados pedantes o exquisitos elitistas. La jurisprudencia
es terreno abonado para el uso de latinismos, con un sentido técnico, dado que,
durante muchos siglos, el derecho romano fue la fuente privilegiada de nuestro
Derecho; pero mi lectura de la Phraséologie ha intentado buscar frases que se
añadan al uso cotidiano sin excesiva violencia lingüística, por lo que quedan
desterradas formulaciones que exijan, no hay más que leerlas, un dominio del
latín que ya no está, me parece, ni al alcance de los miembros de la Iglesia católica. Cuantos
dominadores hay del latín en nuestro pais han recibido buena parte de su educación
en los seminarios religiosos, de donde no pocos han salido con los traumas
correspondientes, y algunos como víctimas de viles agresiones sexuales.
Se consideró
seriamente la posibilidad de «recuperar» el latín como lengua de la Unión Europea,
pero se prefirió el nacionalismo mal entendido de las traducciones infinitas a
la comunicación directa, aunque, propiamente, es el inglés el latín de nuestro
tiempo, salvando infinitas distancias, claro está. Mi acendrado amor al latín,
que no descansa, ha hallado un infinito placer en la lectura de este vademécum,
salpicado de valiosas notas léxicas que aportan distinciones en el uso de las
palabras en función de si pertenecen a la época clásica o al periodo de la
decadencia del Imperio, cuando empiezan a surgir las lenguas romances europeas.
Vamos
allá con el comentario de algunas bellezas rescatadas: Vocis imago:
«El eco», e ipso facto la cita de rigor: Cicerón: Gloria virtuti
resonat tanquam imago: «La gloria es como el eco de la virtud», que añadir
a las imaginarias vigas de nuestro estudio... ¿Cabe manera más poética de
referirse al «eco» que esa latina de vocis imago? Sol urit, «el
sol pica», que me parece una expresión más bellamente descriptiva del ardoroso
cometido solar que nuestro «pica» tradicional. In directum viene a
sustituir a ese vulgarismo del «todo tieso» con que indicamos a alguien que no
se aparte de la línea recta… Al famoso Dicebamus hesterna die de Fray
Luis de León, tras salir de la cárcel y reintegrarse a su cátedra, pues eso
dijo, y no nuestra traducción al castellano: «Decíamos ayer»…, el libro nos ofrece
un surtido curioso para referirnos a los días cercanos: Dies hesternus: «Ayer».
Dies hodiernus: «Hoy». Dies crastinus: «Mañana». Dies
perendinus: «Pasado mañana». Una serie de la que a mi me choca ese perendinus,
de origen griego, πέραν, «más allá», que bien puede relacionarse, no sé
si demasiado imaginativamente, con nuestro «perengano», entendiéndolo, acaso,
como un «más allá de ‘mengano’», que sería el concepto base sobre el que se formularia.
En cualquier caso, cuesta más retener una fórmula habitual en nuestras
conversaciones: Fortasse cras, summum perendie: «Mañana o, lo más tarde,
pasado mañana».
Pedibus
captus: «Estar paralizado» y vultum fingere: «Poner cara de
circunstancias» son dos expresiones que se delatan a sí mismas y que, en el
primer caso, tanto se parece al mente captus que ha dado en castellano
nuestro expresivo «mentecato», por lo que no sería desechable que, andando el
tiempo, de aclimatarse en nuestra lengua acabara creándose un *pedicapto
susceptible de ser recogido por la RAE. Otra par de expresiones llamativas son:
Siti cruciari: «Estar sediento» y Lacrimis obortis: «Llorar
fácilmente», porque se trata de una sed que nos clava en la cruz, y con ese cruciari
se relaciona nuestro «crucial», como «momento crítico», y porque las lágrimas
siempre nos «brotan», y de ahí el oborior original.
En
el amenísimo recorrido de las páginas del vademécum, hay muchos datos que
precisan usos y significados, como es el caso de Valetudo, que es voz
media e indica una manera de ser, un estado de salud; por lo que es necesario
añadir un adjetivo que indique la buena o mala salud: Bona valetudine.
Sanitas, por su parte indica la buena salud del alma, la razón. Igualmente,
nunca veremos ocassio opportuna, bona o pulchra, porque ocassio
contiene ya la idea de «favorable»; aunque sí puede decirse, sin embargo: ocassio
praeclara, ampla o tanta. Y sí, ¡qué estupendo sería que
pudiésemos usar frecuentemente Ocassio datur: «Presentarse una feliz
ocasión». Con el concepto de «daño» ocurre algo parecido a lo anterior, en
cuanto a la precisión de su significado y diversidad lexica: Damnum se
emplea para el daño del que uno es responsable; detrimentum, para el
daño que infligen los otros; fraus es el daño que resulta del engaño; jactura,
el sacrificio voluntario de algo precioso para evitar un daño, y homo noxius
es el malhechor. Y de este último emerge, como quintaesencia de la latinidad la
propensión a la sentencia, como esta de Séneca: Bonis nocet qui malis parcet,
«Perjudica a los buenos quien beneficia a los malos».
Haber
divido las expresiones por ámbitos de la actividad humana, permite, por
ejemplo, especialmente para quienes padecen trastornos del sueño, ver juntas
algunas expresiones que bien podemos retener por la asiduidad de uso que
exigen: Cubitum ire: «Acostarse». Somnum capere non posse: «No
poder conciliar el sueño». Sopitum ese: «Quedarse frito». In lucem dormire:
«Dormir hasta que amanezca». La primera nos remite, con algo de imaginación
traslaticia, al «cubil» de las fieras; la segunda es una queja constante de los
insomnes; la tercera, la expresión de un ideal
y la cuarta, una aspiración incumplida, porque, por lo general, los insomnes
tenemos la primera levantada hacia las tres o tres y media de la madrugada. In
infimo monte podríamos decir, «al pie de la montaña», del sueño que deseamos
alto y rotundo…Y llama la atención, aunque esto ya lo sabíamos los insomnes,
por nuestra dedicación al trabajo en esas horas intempestivas, que Lucubrare,
signifique «Trabajar por la noche», aunque es frecuente el pleonasmo: «me pasé
la noche elucubrando…».
Hay
expresiones muy propias de la conversación que, sin excesivo rigor expresivo
formal, bien pudieran sumarse a nuestros usos, como Pro tempore et pro re:
«Según el tiempo y las circunstancias»; Ceteris
rebus (non cetera —aclara Meissner, siempre tan puntilloso—): «Por
lo demás…»; la muy socorrida: In te
omnia sunt: «Todo depende de ti» o las algo más elaboradas: Ut mea fert opinio: «En mi opinión, a mi
parecer»; A vero aversum ese: «Ser ciego a la verdad», y Vera cum
falsis confundere: «Confundir lo verdadero y lo falso». Y al respecto de la
última, ahí está Meissner marcando otra diferencia léxica importante: Verum
es la verdad, como término concreto. Veritas, la verdad, como término
abstracto. A medio camino entre ambas, podemos extender el número de usos
coloquiales a las siguientes: Sine dubio: «Sin duda»; Sine ulla
dubitatione: «Sin duda alguna; sin el más mínimo escrúpulo»; la defensa
frecuente que hacemos de que no se nos tome por tontos: Non sum ignarus:
«Lo sé perfectamente»; la apelación a lo irrefragable de los hechos: Inter
omnes constat: «Es un hecho reconocido» o la exhibición de saber lo que se
sabe, que tanto se toma, a veces, como un desafío al interlocutor: Ex animi
mei sententiae: «Estoy íntimamente convencido de que…», y la muy llamativa:
Per aequa, per iniqua: «Por todos los medios», que tanto recuerda al «por
fas o por nefas». Pero la estrella de estos usos coloquiales es, sine dubio,
esta: Ab ovo usque ad mala: «De cabo a rabo» o «de principio a fin»,
porque este extraño proverbio latino, literalmente «desde el huevo a la
manzana», hace referencia a la costumbre romana de empezar las comidas con
huevos y terminar con manzanas u otras frutas, lo cual siempre da pie a
insertar eta explicación tras el uso del proverbio ¡y tan ricamente que se
queda! Ahora bien, si se quiere remachar esa imagen de persona enterada en el
intríngulis de los latinismos, cabe añadir esta última maravilla: Ab acia et
acu mi omnia exposuit: «Contar con pelos y señales», que es uso muy
recurrente cuando se dialoga sobre lo que contamos o se nos cuenta. Se ha de
consultar el diccionario para saber que acia et acu significa con hilo y
aguja, eso tan nuestro del «pegar la hebra» ¡o la maroma!, según quiénes…
Antes
mencionaba la tendencia a formar sentencias, tan propia de una lengua
sintética, como es el latín, que expresa las ideas en muy pocas palabras: bis
dat, qui cito dat, «quien da primero da dos veces», aunque esta, por
ejemplo, no aparece en el vademécum de Meissner; pero sí estas otras que,
siendo muy comunes, conviene conocer en su formulación original: Fortuna
ánimos occaecat: La felicidad te ciega». Ludibrium fortunae: [ser] «Juguete
de la Fortuna». El proverbium tritum: «proverbio manido»: Calamitate
doctus: «La adversidad te enseña». Las no menos usadas: Usus magister Optimus:
«La practica es el mejor maestro» y, sobre todo la terrible, pero cierta: Multa
acerba expertus est: «Experto en experiencias dolorosas». Otras
formulaciones apelan a una tradición que ha formado lo que conocemos como cultura
occidental, como esta apelación a las fábulas de Esopo, por ejemplo: Vulpes
pilum mutat, non mores: «El zorro cambia de pelo, no de costumbres»; o esta
otra a uno de los grandes hombres de nuestra tradición cultural: Sócrates, a
quien, probado o no, tantas sentencias se le atribuyen como argumento de
autoridad: Qualis homo ipse esset, talem esse ejus orationem: «Según es
el hombre, así es su discurso». El libre arbitrio también tiene su encaje en
esta tradición cultural: Suae quisque fortunae faber est: «Cada cual
labra su fortuna». Y cierro con un lugar común debelado: Si pace frui
volumus, bellum gerendum est: «Si se quiere la paz, se ha de hacer
la guerra», porque, según Meissner, la frase tan citada: si vis pacem, para
bellum, no pertenece a la latinidad clásica.
Dicho
todo lo cual, me retiro, porque el trabajo me llama: Librum mihi est in
manibus…
In infimo monte: Al pie de la montaña
Flumen super ripas effunditur: El
río desbordado
Ventus
ignem distulit: El
viento dispersa las llamas, propaga el incendio.
Orbis
lacteus. La
vía láctea.
[Cicerón: Gloria virtuti resonat tanquam
imago. La gloria es como el eco de la virtud.]
Sol urit. El sol
pica.
[Cicerón: Fulmen verborum y Fulmina eloquentiae:
Rasgos de elocuencia. Fulmina fortunae: Revés de la fortuna]
A mille passibus. A
mil pasos de distancia
[Coloquial: proverbium tritum. Proverbio manido.]
Rus excurrere. Salida
al campo.
Calcaribus equum concitare. Espolear al caballo.
In directum. En
línea recta.
Quo tendis? ¿Adónde
vas?
In profundum dejici. Precipitarse
al abismo.
Humi procumbere. Caer
al suelo.
Aliquid
in postem differre. Posponer.
Iterum et saepius; etiam atque etiam. Más de una vez, repetidas veces.
Biduo serius. Dos
días después.
Dies hodiernus. Hoy.
Dies crastinus. Mañana.
Dies perendinus. Pasado mañana.
Fortasse
cras, summum perendie. Mañana o,
lo más tarde, pasado mañana.
Liber est in manibus. El libro está en manos de
todo el mundo.
Oculos circumferre. Mirar
alrededor.
Tenebras offundere judicibus. Cegar
a los jueces.
Pedibus
captus. Estar paralizado.
Vultum
fingere. Poner cara de circunstancias.
In lucem edi. Ver la luz del
día. Nacer.
Sexus (non genus) virilis. Sexo masculino.
Sexus muliebris. Sexo
femenino.
Aetas corroborota (non
virilis). La edad madura.
Siti cruciari. Estar
sediento.
Lacrimis obortis. Llorar fácilmente.
Mente captum ese. Loco.
Somnum
capere non posse. No
poder conciliar el sueño.
Sopitum
esse. Quedarse
frito.
In
lucem dormire. Dormir
hasta que amanezca.
Se ipsum vita privare. Suicidarse.
Pro tempore et pro re. Según
el tiempo y las circunstancias.
Ceteris
rebus (non cetera). Por
lo demás…
In
te omnia sunt. Todo
depende de ti.
Ocassio
datur. Presentarse
una feliz ocasión.
Fortuna
ánimos occaecat. La
felicidad te ciega.
Ludibrium
fortunae. Juguete
de la Fortuna.
Calamitate
doctus. La
adversidad te enseña.
[En latín la imagen no existe
sino en el verbo: amicitiam jungere, «forjar los lazos de la amistad»; religionem
labefactare, «derribar el edificio de la religión»; libido consedit,
«amainar la tormenta de la pasión».]
Ex usu ese. Ser útil
Cui bono? ¿A quién
beneficia?
Damnum facere. Causar un daño.
[Damnum se emplea para el
daño del que uno es responsable; detrimentum, para el daño que infligen
los otros; fraus es el daño que resulta del engaño; jactura, el
sacrificio voluntario de algo precioso para evitar un daño. Y homo noxius,
el malhechor.]
Bonis nocet qui malis parcet,
«Perjudica a los buenos quien beneficia a los malos» (Lucio Anneo Séneca)
Gratiam mereri. Merecer
reconocimiento.
Nullo meo merito. No es mérito mío.
In ore omnium. Estar en boca de
todo el mundo.
In ora vulgi abire. Que no se hable de
otra cosa.
Lucubrare. Trabajar por
la noche.
Patiens laboris. Capaz de soportar
el trabajo.
Fugiens laboris. Enemigo del
trabajo.
[Nervi, propiamente, son
los tendones, los músculos, y no los nervios, que los antiguos no conocían. En
sentido figurado nervi no es solo la fuerza, en general, sino la
energía, la fuerza vital.]
In otio vivere. Vivir
ocioso.
Mentis quasi luminibus
officere. Oscurecer las luces
de la inteligencia.
Ad summum perducere. Llevar
algo a la perfección.
Cogitatione, non re. Pensamientos, no cosas.
Intelligentiae adumbratae. Ideas vagas, indecisas.
[Adumbrare es un término
técnico de la pintura: «hacer un esbozo», de donde, figuradamente, se ha de
entender: «solo indicar algo, grosso modo».]
Traducere aliquem ad suam sententiam. Opinar con anterioridad lo
mismo que otro.
Sententiam fronte celare. Enmascarar un pensamiento.
Ut mea fert opinio. En mi opinión, a mi
parecer.
A vero aversum esse. Ser ciego a la verdad.
Vera cum falsis confundere. Confundir
lo verdadero y lo falso.
[Verum es la verdad, un
término concreto. Veritas, la verdad, un término abstracto.]
Sine ulla dubitatione. Sin
duda alguna; sin el más mínimo escrúpulo.
Non
sum ignarus. Lo
sé perfectamente.
Inter
omnes constat. Es
un hecho reconocido.
Ex
animi mei sententiae. Estoy
íntimamente convencido de que…
Incertus sum quid consilii capiam. No sé qué partido coger.
De industria. Expresamente,
adrede.
Ad id ipsum. Con esa
finalidad.
Sine mora interposita. Sin retraso.
Memoria labi. Fallar la
memoria.
[Hay que distinguir entre memoria
mandare, «grabar algo en la memoria» y ediscere, aprender de coro.]
Ex memoria. De memoria.
Usus
magister optimus. La
practica es el mejor maestro.
Usus
me docuit. La
experiencia me enseña.
Multa
acerba expertus est. Experto
en experiencias dolorosas.
Usu praeditum ese. Tener experiencia.
[En el ejemplo anterior no puede
ser usado Experientia, porque en a prosa clásica significa «ensayo,
prueba».]
Homines litterarum studiosi. Hombres de letras.
Litteras colere. Cultivar las
letras.
Omne otiosum tempus in litteris consumere. Consagrarse
al studio.
Vir omni doctrina eruditus. Hombre de extensa cultura.
Bene latine doctus. Buen latinista.
Crassa Minerva. Un zote.
Vir mali exemple. Modelo de perversidad.
Homo in dialecticis
versatissimus. Dialéctico consumado.
Conclusiuncula fallax. Sofisma.
In nullam partem disputare. Abstenerse de tomar partido.
In controversiam cadere. Litigar.
Res confecta est. Debate zanjado.
Res ipsa docet. La misma cosa lo
muestra.
Re cocinere, verbis discrepare. De acuerdo en el fondo, no en la
forma.
In omni re vincit imitationem
veritas. En todo, la naturaleza
supera a la imitación.
[Veritas no significa
solamente «verdadero (frente a «falso», «mendaz»), sino «real» (frente a
«imitación» u «opinión»).]
Artis peritus. Conocedor.
[Intellegens (o peritus)
frente a Idiota, que vale profano, no iniciado.]
Acroama modi. Un virtuoso (del
canto o de la narración…).
[Acroama es palabra de
origen griego y se aplica, sobre todo, a la música.]
[Statuae no se usa para
las estatuas de los dioses, sino signum o simulacrum.]
Diverbium. El diálogo.
Ars dicendi. El arte de la
palabra.
Oratio subita. Discurso
improvisado.
Oratio accurata e polita. Discurso pulcro.
Oratio inquinata. Discurso incorreto, estilísticamente.
[Inquinata, «incorrecta»,
se opone a impura, que significa «impúdica», obscena».]
Leviter tangere aliquid. Tocar algo superficialmente.
Nulla vox est ab eo audita. No salir una palabra de sus
labios.
Non habeo argumentum scribendi.
No tener nada que escribir.
Jucundu esse. Estar de buen
humor.
Sermo patrius. La lengua
materna.
Leges discendi. Las leyes
gramaticales.
Si verba spectas. Considerando los
términos.
Ordo verborum. El orden de las
palabras.
Ut est in proverbio. Como dice el proverbio.
Index o Inscriptio
libri. El título de
un libro.
[Titulus significa la inscripción de un monumento o de una
tumba; el cartel que anuncia la venta o alquiler de una casa y un título
honorario.]
Librum mihi est in manibus. Trabajar en un
libro.
Extrema manus accredit operi.
Darle la última mano a algo.
Legentes, ii qui legunt. Los lectores.
[No lector, que se refiere a quien tiene la profesión de
lector.]
In sinu gaudere. Regocijarse para
sí.
Fortuna mea me paenitet. No estoy satisfecho de mi
suerte.
Alacri et erecto animo esse. Ser de una bravura enérgica.
Animi cadunt. Ser pusilánime.
Non esse apud se. No ser dueño de sí.
Desperare sui rebus. Desesperar
de la situación.
Omne humanitatem ex animo
exstirpare. Arrancar de sí todo sentimiento [humanitario.
Admirabilia (παράδοξα) Paradoja, bizarro, sorprendente.
Fiducia sui. Confianza en
sí mismo.
Fidem servare. Ser fiel a la
propia palabra.
Odium civium. Reprobación
pública.
O facinus indignum! ¡Qué indignidad!
Ira incensum esse. Inflamado de cólera.
Vita honesta. Vida virtuosa.
Vita turpis. Vida
depravada.
Rectam vitae viam sequi. Llevar una vida honesta.
Sibi imperare. Dominarse.
Modice ac sapienter. Con sabia moderación.
Homo bene (o male) moratus. Hombre de costumbres honestas o depravadas.
Certas rationes in agendo
sequi. Guiarse por sólidos
principios.
Animo mobile esse. Ser de carácter
impredecible.
Religionem labefactare. Dañar los fundamentos de la
religión.
Deos placare. Aplacar la
cólera de los dioses.
Foras exire. Salir de casa.
Domi se tenere. Guardarse de ser
visto.
Diligens paterfamilias. Buen padre de familia.
Domo profugus. Apátrida.
Vestem mutare. Vestir de duelo.
Cibus delicatus. Manjar exquisito.
Bene tibi! ¡Por tu
éxito!
Delicate et molliter vivere. Vida de lujo y molicie.
Ab ovo usque ad mala. De cabo a rabo.
[El proverbio latino Ab ovo
usque ad mala se traduce, literalmente, «Desde el huevo hasta las manzanas»
y significa «de principio a fin», o «desde la primera fase hasta la última».
Este proverbio hace referencia a la costumbre romana de empezar las comidas con
huevos y terminar con manzanas u otras frutas.]
S.D.P. (Salutem dicit
plurimam) Saludar cordialmente
(al comenzar la carta).
Here ex asse. Heredero
universal.
[El as de la expresión
anterior es considerado como un todo, como la totalidad de lo legado.]
In morem venire. Convertirse en un
hábito.
Ex consuetudine mea. Según mi costumbre.
Pecunia jacet otiosa. Dinero improductivo.
Quincunx. Interés del
5%.
Quincunces usurae. Interés del 5%.
Nullam habere rem publicam. Vivir en la anarquía, sin
Constitución.
Res civiles. Cuestiones
políticas.
Generis antiquitate florere. Pertenecer a la vieja nobleza.
[El noble de nacimiento se llama nobilis
in cunabilis.]
Salvis legibus. Respetando la
ley.
Invidia dictatoria. El odio del dictador.
Aliquem sequi ruentem. Seguir a alguien hasta la
ruina.
In neutris partibus esse. Ser
neutral.
[Según Salustio: Existit ex
rege dominus, ex optimatibus, ex populo turba et confusio: De la monarquía
nace la tiranía; de la aristocracia las facciones, y de la democracia el
desorden.]
Paucorum dominatio. Oligarquía.
Multitudinis imperium. Oclocracia (gobierno de las
turbas).
Imperium populi. Democracia.
Homo florens in populari ratione. Un caudillo demócrata.
Mundanus, mundi civis et
incola. Cosmopolita.
Plebis dux; vulgi
turbator; civis turbulentus. Demagogo.
Imperium singulare. Autocracia.
Potestas immoderata. Poder absoluto.
Sibi regios spiritus sumere. Adquirir aires de tirano.
Civitate servitutem oppresam
tenere. Someter servilmente a la
ciudad.
Ad libertatem conclamare. Apelar a la libertad.
[De consulere aliquem, los
legisladores reciben el nombre de juris o jure consulti,
«juriconsulto».]
Cruciatus tormentorum. Sufrir tortura.
Adhuc sub judice lis est. El proceso está pendiente de
resolución.
Capite damnare aliquem. Condenar a la pena de muerte.
Ad nomen no respondere. No responder a la llamada.
Rude donatum esse. Ser liberado del
servicio militar.
[La expresión tiene su origen en
la espada de madera, rudis, que recibían los gladiadores al conseguir su
libertad.]
Vir fortissimus. Un héroe.
Modestia. Disciplina.
[Modestia es la cualidad
de quien observa la medida (modum). Moralmente es, por lo tanto, el
imperio sobre sí mismo, la moderación, la σωφροσύνη griega.]
Nudo corpore pugnare. Combatir sin armas.
Aries murum percutit. Atacar los muros con el
ariete.
Res ad manus venit. Luchar cuerpo a cuerpo.
Terga dare hosti. Dar la espalda al
enemigo. Huir.
Pacem orare. Pedir la paz.
Ut ita dicam. Por así decir.
Ab acia et acu mi omnia
exposuit. Contar con pelos y
señales.
[acia et acu:
literalmente, con hilo y aguja…]
Alba avis. Mirlo
blanco.
Per
aequa, per iniqua. Por
todos los medios.
Anguilla est: elabitur. Una anguila: se escurre de
entre las manos.
In hac causa mihi aqua haeret.
Estar indeciso.
[Literalmente, el agua se detiene
en la clepsidra…]
Sic itur ad astra. Así se llega a la
gloria.
Vellunt tibi barbam lascivi
pueri. Faltarles los niños al
respeto a los adultos.
Si pace frui volumus, bellum
gerendum est. Si se quiere la paz, se ha de hacer la guerra.
[La frase tan citada: si vis
pacem, para bellum, no pertenece a la latinidad clásica]
Ad calendas graecas. Pagar en las calendas
griegas, es decir, jamás.
Caligare in sole. No querer ver la
verdad.
Candida de nigris et de
candentibus atra facere. Engañar.
Fronte cavillata, post est
occasio calva. La ocasión la pintan clava.
Non omnes qui habent citharam, sunt citharedi. El hábito no hace al monje.
Clavo clavum ejicere. Un clavo saca otro.
Vicistis cocleam tarditudine.
Ser más lento que un caracol.
Consuetudine quasi alteram
naturam effici. El hábito es una segunda naturaleza.
Ne sutor supra crepidam. Zapatero a tus zapatos.
[El origen de la frase está en la
censura de un zapatero a un cuadro de Apeles, quien corrigió lo sugerido.
Cuando el zapatero, animado por su éxito, quiso sugerir correcciones en la
pierna, Apeles lo limitó: «no más allá del calzado», que ha quedado como un
proverbio.]
Nescit quod digitos habeat in
manu. No saber nada de nada.
Dictum factum. Dicho y hecho.
Suae quisque fortunae faber
est. Cada cual labra su
fortuna.
Fortes fortuna adjuvat. La fortuna ayuda a los
audaces.
Vertere omne in fumum et cinerem. Quedarse
en nada.
Ex harena funem facere. Lo imposible. (Hacer una cuerda
de arena).
Miserum istuc verbum «habuisse
et nihil habere». Pobre palabra: «haber tenido y no [tener
nada».
Ira furor brevis est. La ira es una locura
breve.
Manus manum lavat. Una mano lava la otra.
Ligna ferre in silvam. Esfuerzo inútil.
Litigare cum ventis. Esfuerzo inútil.
Manus vobis do. Declararse vencido.
Mendace memorem esse oportet.
El mentiroso precisa buena
memoria.
Nux cassa. Algo sin
valor.
Qualis homo ipse esset, talem esse
ejus orationem. Según es el hombre, así es
su [discurso.
[Razonaba Sócrates]
Suus rex regina placet. Cada uno juzga según sus
gustos.
Satis diu hoc jam saxum vorso.
Hace mucho que dura este trabajo
de Sísifo.
Quod sursum est, deorsum faciunt.
Ponerlo todo patas
arriba.
Suum cuique pulchrum est. Estar contento con lo que uno
hace.
Verba in ventos dare. Hablar sin destinatario.
Venter praecepta non audit. El vientre hambriento no tiene
orejas.
Vervecum in patria. En el país de los
imbéciles.
Vivere militare est. La vida es pelear.
Vulpes pilum mutat, non mores. El zorro cambia de
pelo, no de costumbres.
Cuperem vultum viderem tuum, cum haec leges. Ver qué cara pones al leer
esto.
orandum est ut sit mens sana in corpore sano.
ResponderEliminarfortem posce animum mortis terrore carentem,
qui spatium vitae extremum inter munera ponat
naturae, qui ferre queat quoscumque labores,
nesciat irasci, cupiat nihil et potiores
Herculis aerumnas credat saevosque labores
et venere et cenis et pluma Sardanapalli.
monstro quod ipse tibi possis dare; semita certe
tranquillae per virtutem patet unica vitae.
Juvenal.
“Mens sana in corpore sano”, aunque aún más sana lo será “in corpore sepulto”...
Ab ovo usque ad mala (... mala burra est): todo una soberbia lección, maestro...
Siempre agradecido.