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Breves
escolios al Scholástico:
una
reflexión pedagógica*
Siguiendo
el rumbo azaroso de las lecturas, porque leer ha de ser una aventura
personal, di, hará unos cinco años, con
este libro de Cristóbal de Villalón a quien se le atribuyó, al parecer de forma
infundada, el Viaje de Turquía, obra
que recomiendo con el mismo fervor que la presente. Hoy que, por otras razones
académicas, he tenido que volver a sumergirme en él, no me he resistido a la
tentación de extraer algunos de sus párrafos luminosos para compartirlos con aquellos
lectores a los que no les acobarda enfrentarse a una reflexión sobre la
pedagogía, puesto que El Scholástico
es uno de los primeros libros de nuestra
tradición cultural en el que se reflexiona sobre la educación y el papel esencial de la misma para la buena
marcha de la cosa pública. Va a sorprender a muchos que algunas afirmaciones
procedentes del siglo XVI aún no constituyan una realidad en nuestras aulas, lo
cual podría llevarnos a reflexionar sobre la gran paradoja de la educación:
¿cómo es posible que tras tantísimos años de instrucción, la adquisición del
conocimiento se revele como un objetivo casi imposible para un buen –y creciente-
número de estudiantes? ¿Tenemos los
españoles alguna tara genética que nos impida alcanzarlo? ¿O será que, al
contrario de lo que la insensata propaganda política promete a los electores,
el estudio no es algo para lo que la mayoría estemos preparados, capacitados? Pongamos
el caso del aprendizaje de la lengua materna o las dos lenguas propias de una
comunidad bilingüe. Después de más de diez años de estudio ¿qué porcentaje de
alumnado podemos considerar que se expresa con la corrección debida tanto
oralmente como por escrito? ¿El 20%, el 30%? ¿Sacamos las conclusiones
adecuadas de esa realidad? En Cataluña, desde donde escribo, el sistema
educativo de la inmersión, con una política educativa al servicio del
monolingüismo, como estrategia de reconstrucción mítico-política, en una
sociedad que es bilingüe, va consiguiendo poco a poco un fenómeno que pasará a
los anales de la sociología lingüística: el analfabetismo bilingüe… Sobre esas
paradojas quizá convenga volver en otra ocasión. Ahora quiero centrarme en los
extractos del Scholástico para percatarnos del lento ritmo del avance
intelectual en este país, tan dado a los extremos.
“Juntamente con la obediencia que le hemos
encomendado al discípulo, le debemos encomendar que sea recogido en su cámara y
libros, no distraído ni vagaroso, porque no es capaz de las letras el juicio
sin sosiego y quietud. Encomendando Sóphocles a los mançebos el trabajo de las
letras, dize así: Nescesaria
cosa es a los que quieren alcanzar el saber que amen el trabajo, porque con él
vençerán las cosas muy arduas y dificultosas, y con el distraimiento y
oçiosidad aun no se alcanzan las muy fáçiles.
Como portento puede ser considerado el hecho de que la parte más consciente del alumnado sea capaz de “recogerse” en su cámara y trabajar allí con sus libros, o con su ordenador. Otra cosa bien distinta es que, después, en los centros educativos, hayan de hacérselo perdonar y aun renieguen de ello en público para no padecer un doloroso ostracismo, cuando no un acoso matonil que puede llegar a desequilibrarlos.
Como portento puede ser considerado el hecho de que la parte más consciente del alumnado sea capaz de “recogerse” en su cámara y trabajar allí con sus libros, o con su ordenador. Otra cosa bien distinta es que, después, en los centros educativos, hayan de hacérselo perdonar y aun renieguen de ello en público para no padecer un doloroso ostracismo, cuando no un acoso matonil que puede llegar a desequilibrarlos.
“mal
trabaja el hombre en lo que con afición no es inclinado”
¿Cuántos alumnos hay
“inclinados” al estudio? A partir de los 14 la experiencia me dicta que casi un
30% de ellos poco o nada quieren tener algo que ver con los más elementales
procesos de la reflexión o la dedicación a la mejora de la propia expresión o
la adquisición de conocimientos. ¿Acaso debe ser tenido por un fracaso político
que la naturaleza humana sea como es? ¿Por qué el pseudoizquierdismo ideológico
se empeña en hacerse responsable de las desigualdades humanas naturales, no las
sociales, y construye una realidad paternalista -y paradójicamente represora- contra
la que inevitablemente se va a enfrentar quien ni siquiera concibe que pueda
haber inclinación semejante, ellos que siempre andan en la vertical de la
ignorancia desafiante…
“procure
tener mucha atención en las lesiones, porque para rescebir provecho dellas no
basta estar a ellas presentes de presencia local, mas debe estar presente el
ánima, porque ella es el vaso en que se ha de rescebir”
Si tales ausencias
fueran metafóricamente reales, podríamos estar satisfechos, porque podríamos
enseñar a quienes sí quieren aprender, pero todos sabemos que se trata de
presencias indeseables, auténticos odres cerrados que exudan el vinazo agrio de
la ignorancia y el resentimiento: “como yo no, todos como yo” (ejercitándose
para ser un futuro votante del pseudoizquierdismo).
“no
hay medeçina más natural para el augmento de la buena memoria que es decorando*
de cada día algo: así se hace fertilísima y bastante para retener grandes cosas
con aquella buena costumbre”
*Decorar:
aprender de memoria.
La enemiga contra la
memoria es tradicional entre quienes, antiplatónicos ellos, creen que se trata
de un procedimiento “anticuado” e inservible, cuando el día a día nos demuestra
el calvario en que puede convertirse hablar con cualquiera que no sólo no tiene
memoria, sino que, inducido por esas teorías, aun presume de no tenerla. Ajenos
a las últimas conclusiones de los estudiosos de los procesos cerebrales, que
afirman que el cerebro trabaja sobre todo por repetición, los denostadores de
la memoria continúan sumiendo en la tiniebla más profunda a esas mentes de
relieve anfibio sólo aptas para recoger la impresión de la propaganda
volandera.
“También
querría yo que el nuestra discípulo tenga algunos condiscípulos a los quales a
manera de conferir les pase y lea la lectión que han oído, y aun otras que él
de nuevo pueda estudiar, porque de más de aprovecharle para la entender bien y
quedar mucho en la memoria, del leer, conferir y platicar se exerçita en el
estudio de las letras y leyendo más se hace sabio y házese prático en la
conversación para perder el empacho y temor en los lugares que cumpla”
Cualquiera que tenga
que luchar día a día con la incapacidad expresiva, oral y escrita, de los
alumnos de Secundaria, convendrá conmigo en que llegar a conseguir que
oralmente construyan un discurso de dos minutos es proeza sólo al alcance de
una minoría muy selecta. Arrancarles un discurso, por mínimo que sea, pero que
tenga condición de tal, es decir, ajustarse a las típicas propiedades del
discurso –sea oral o escrito-: adecuación cohesión y coherencia, cae del lado
de la utopía. Bien es verdad que los modelos políticos y el predominio de la
zafiedad expresiva del ámbito televisivo no constituyen una excepción a esa
pobreza expresiva que acabará devolviendo a quienes sepan leer y escribir un
puesto de privilegio en la sociedad.
“Era
ley muy guardada en Roma que todo çiudadano tuviese particular cuidado del
mantenimiento de su hijo, so pena que al primer desorden del hijo fuese
desterrado el padre de la república, y al segundo desterrábanlos a ambos”
Que la autoridad no se anduviese con tantos remilgos a la
hora de enfrentar a los progenitores con sus frutos y a ambos con los límites
sociales de la convivencia ordenada y pacífica, ¡qué avance social sería! Nos
devolvería al tiempo de los romanos, lo cual no dejaría de ser un progreso
evidente frente a la nefasta tendencia al “dejar hacer” y a la compasión
paternalista del auxilio social en que se han convertido los IES, antaño
templos –capillitas, vamos, pero algo era algo…- del saber.
“se
deben elegir por maestros de la juventud varones muy aprobados y iminentes en
el saber, universales y en qualesquiera sciençias muy dotos, y preçiarse de los
salariar con grandes rentas y premios”
La primera parte de esta proposición se cumple, en términos
generales, aunque la tendencia de las autoridades antieducativas es a que el
cuerpo de Profesores de Secundaria, en tanto que nutrido de especialistas,
desaparezca como tal para dar paso a generalistas polivalentes de Primaria. La
segunda parte está más que lejos de ser cumplida. No sólo ha desaparecido el
prestigio que el bachillerato y sus profesores antes tenían, sino que esas
mismas autoridades tienen como objetivo social laminar el poco que queda y
“recortar” los supuestos privilegios de que
disfrutan. Ningún gobierno ha valorado socialmente las entre cincuenta y
sesenta horas semanales de dedicación profesional que la sociedad “no ve”
frente a las ocho semanas de supuestas vacaciones que tanto escandalizan a los
ignorantes. ¡Ay si nos decidiéramos a reivindicar las 35 horas en el centro de
trabajo! Desde ese día, ¡por fin!, íbamos a tener auténtica “vida propia”. Pero
mientras haya una concepción “religiosa” de la enseñanza, en vez de otra meramente profesional, nada podrá cambiar.
“me
paresce a mí que deben los buenos maestros enseñar a sus discípulos a callar
mucho y hablar poco y muy pensado, porque moço parlero nunca habló cosa de
provecho”
De undécima plaga podría calificarse el parloteo
insustancial y continuo de la muchachada que
impide la celebración del rito de la comunicación en lo que éste tiene
de sustancial: uno habla y otro escucha, y al revés, por rigurosos turnos.
Claro que esa “parlería” irrefrenable forma parte de los malos hábitos del
entorno social del acto educativo, de ahí que a los discentes les parezca casi
un rasgo de autoritarismo el hecho de que exijamos silencio y que éste sólo se
rompa del único modo que admite la
palabra diálogo
“Acostumbró
siempre Pithágoras a pintar en las entradas de la scuela a la diosa Angerona
puesto el dedo en la boca, la qual era la diosa del callar, y allá dentro hazía
pintar a Harpócrates*”
*Plutarco escribe: "No hay que imaginar que Harpócrates
sea un dios imperfecto en estado de infancia ni grano que germina. Mejor le
sienta considerarlo como aquel que rectifica y corrige las opiniones
irreflexivas, imperfectas y parciales tan extendidas entre los hombres en lo
que concierne a los dioses. Por eso, y como símbolo de discreción y silencio,
aplica ese dios el dedo sobre sus labios".
Dejando especulaciones mitológicas al
margen, bien podríamos regresar a los tiempos de Pitágoras y decorar pasillos y
aulas con el único retrato religioso que cualquier defensor del laicismo
admitiría. Preside, disfrazada de
enfermera, los pasillos y salas de los hospitales. ¿Por qué no los de los IES y
sus aulas? Ignoro si la edad vuelve
intolerante al ruido y dicha intolerancia tiene efectos depresivos sobre el
sistema nervioso, pero los decibelios que se soportan en los pasillos de un
IES, y más aún en primavera, se acerca, si no da de lleno en ella, a la tortura
psicológica.
“en la verdad no hay cosa que más haga al hombre sabio que el
contino y mucho leer”
“Contino “ y “mucho”, ¡ahí es nada! Si
por ello hemos de juzgar al alumnado, mucho me temo que para esa gran mayoría
“vertical” de la que hablábamos, la lectura resulta ser algo tan exótico como,
para muchos de nosotros, juegos deprimentes como Grand Theft Auto: San Andreas y engendros parafascistoides similares. Y ahora que se les confirma
que la “verdad” está sobre una pantalla, que ella es el camino y la vida, no
quiero ni pensar qué contumacia antilectora estaremos fomentando. Estadística
repetida ad nauseam: “¿Qué han leído o escrito en castellano durante la semana
pasada?” Respuesta única: “Nada”. Es por lo tanto la única encuesta, entre las
muchas que conozco, en la que no tiene sentido la otra gran respuesta: NS/NC.
“Así que no deben de ser tan grandes los castigos en el discípulo
que desespere, ni tan grandes los halagos y favores que de regalado haronee*”
*Holgazanee.
Quienes seguimos sufriendo la práctica lacerante de esa gran estafa profesional que
significa la no repetición de curso en la Primaria –variante inequívoca de la obligatoriedad
penal de tener encerrados a los alumnos de 14, 15 y 16-, estamos
archiconvencidos de que las razones mercadotécnicas que justifican darle la
razón al cliente se han trasplantado al terreno pedagógico, y que no se puede
“frustrar” a los votantes “marcando” a sus hijos con semejante baldón. Al
final, los halagos reiterados han creado las ilusiones individuales de que “las
generaciones mejor formadas de la historia de España” –insértese epifonema de
rigor…mortis– son las que apenas han de
tomarse el trabajo de dedicarle el más mínimo esfuerzo a los estudios. Como
dice con gracia mi buena amiga Fuensanta cuando se le quejan los pacientes de
la falta de salud: “Usted tiene derecho a la asistencia médica, no a la salud”.
“Por experiencia vemos que la lengua fue la muestra de nuestro
saber, porque en el hablar se conosce mas que en otra cosa alguna el
entendimiento y prudençia del hombre (…) Y si su juicio es sabio y grave, toda
su conversación es doctrinal y auténtica, acompañada de muchas sentencias y lo
mesmo nos muestra esperiençia en el vestir, en el andar y en el natural de
nuestra compañía”
Pues si por él hemos de concluir el
grado de entendimiento y de prudencia de nuestro alumnado, daremos por sentado
que los centros escolares son asilos de la nesciencia, patria de la insensatez
y universidad de la ociosidad, a juzgar por cómo lo destrozan diariamente de
las más terroríficas maneras. La deturpación constante de nuestra segunda
naturaleza –la costumbre queda relegada a la tercera plaza– explica, siguiendo
a Villalón, los calzoncillos vistos –y no siempre limpios…–, las domingas
asfixiadas, los andares beodos y otras lindezas que tienen los jóvenes por
perlas de su ingenio y presonalidad, sic, sí, pues viven prisioneros en la
contestación absurda contra el rigor que en ellos no se ejercita.
* En estas fechas escolares por
antonomasia he querido rescatar un artículo que escribí en su día para la
revista Deseducativos, lamentablemente desaparecida y cuyo hueco aún no ha sido
llenado por otra. Es inacabable el debate sobre la educación, pero, como ya lo
veremos cuando presente una crítica del libro de Filóstrato sobre los sofistas,
hay ciertas premisas básicas indiscutibles y, entre ellas, la dureza del
esfuerzo que supone aprender y progresar en el conocimiento. La propaganda
política que, para supervivencia del partido gobernante y el acceso al poder
del opositor, ha de prometer al pueblo el acceso a la sociedad del bienestar no
se atreve ni a sugerir que ese bienestar, por la parte de la formación, al
menos, exige una dedicación absorbente, un sacrificio constante y una voluntad
de superación férrea si se quieren obtener resultados que nos permitan
constituirnos como ciudadanos libres. Ahora bien, si se prefiere a ciudadanos
envueltos en banderas como pañales, dóciles y obedientes a los magos de la
tribu, con lo que hay sobra y basta, y aun diría que es un gasto excesivo.
En la anterior entrega me preguntaba por su parecer sobre el el sistema educativo... Extensa respuesta tengo en esta su reflexión pegadógica fechada en el año 2013... Qué pensará ahora, me pregunto, sobre este escalofiante presente (2024)...
ResponderEliminarMe lo imagino... Sigo disfrutando y aprendiendo de sus interesantes inmersiones en todo tipo de aguas... Salud