Una
variada e interesante muestra del
cultivo femenino de un género escabroso.
Creo que aún no
lo han traducido al español, pero cualquiera que domine el famoso intermediate
level del inglés, tan común a la mayoría de españoles, entre los que me
cuento, no creo que tenga especiales dificultades para apreciar una colección
de historias relacionadas con el terror, el horror, el misterio y el crimen. El
rasgo distintivo de la antología es que, para un género tan tradicionalmente
asociado a los hombres, solo se han seleccionado mujeres, y la antóloga, en su
introducción, trata de indagar en si realmente la mujer aporta una nueva visión
a dicho género. Es evidente que si la mujer en las historias de terror ha
jugado un papel casi meramente decorativo, el de víctima, en esta colección
asume un rol totalmente distinto, porque se convierte en victimaria, usualmente
en un contexto en el que, como no podía ser de otro modo, sus acciones
violentas responden a agresiones, usualmente de carácter sexual, que suelen
justificarla, aunque, como sucede en el primer cuento, One of these nights,
también observamos la aparición de la maldad gratuita, sin justificación
ninguna, lo cual la convierte en un retrato de la deshumanización que se ha
enseñoreado de ciertos adolescentes usamericanos, ajenos a todo principio moral
.
La diversidad
temática y estilística convierte el volumen en una singular aproximación al
género, porque permite conocer cuáles son las tendencias actuales dentro del
género. Desde la narración ilustrada hasta la poesía cómico-macabra de Margaret
Atwood, pasando por una ensoñación fantástica del asesinato del Prime Minister
en el 10 de Downing Street, la muy destacada aportación de la propia Carol
Oates, las historias tienen enfoques muy distintos y en ella se recoge desde
una retorcida invención acerca del movimiento Black Lives Matter, OBF,
Inc., de Bernice L. McFadden, algo así como «ponga un amigo negro en su vida»
para evitar ser acusado de racismo en caso de agredir a algún negro en
cualquier circunstancia, hasta dos historias abroad, esto es, de
americanas en Florencia y Roma. La primera, An early Specimen, de
Elizabeth McCracken deriva hacia una fantasía antropológica con aire gótico y
la segunda se adentra en el motivo de la venganza hacia un exhibicionista
sexual que agrede a una de las
inquilinas de la finca en cuya azotea vive ese ser deforme y decarado, Il
griffone, que es el título del cuento de Valerie Martin.
La suerte de
los volúmenes de cuentos es que ninguno se eterniza de tal modo que se nos
caiga el libro de las manos. Si alguno nos parece especialmente flojo, no
perdemos la esperanza de que el siguiente nos deslumbre y nos compense por el
aburrimiento sufrido con anterioridad. No es el caso de la presente
compilación, desde luego, y ahí se advierte el buen gusto de la antóloga, quien
se ha guiado por un sólido criterio de experta narradora y sagaz crítica. Su
introducción a los cuentos puede considerarse modélica, porque se centra en
poner de relieve lo que el hecho de ser mujeres aporta al género como
singularidad creativa. Está claro que la dedicación de la mujer al género no es
exclusiva de las nuevas generaciones, y ahí están los casos de Agatha Christie
o de Patricia Highsmith, por ejemplo, pero un volumen con 15 escritoras
dedicadas a esos negros menesteres de la muerte, la violencia y el terror habla
a las claras de la naturalidad con que las escritoras lo han integrado en el
horizonte de sus expectativas creadoras.
Aunque en todo
el volumen solo hay una «investigadora» clásica, la presencia de protagonistas
con otras inclinaciones, como en The boy without a Bike, una narración
de corte hiperrealista en la que una lesbiana que ha roto con su pareja se
presenta en la caravana donde vive su ex con su hijo para tratar de averiguar
qué ha pasado con la bicicleta que le había regalado. Allí entra en contacto
con el padre del mejor amigo del niño, quien encarna todos los prejuicios
contra la homosexualidad que puedan imaginarse, lo que lo lleva a prohibirle a
su hijo que se junte con ese niño para evitar ser «pervertido». El desarrollo
de la historia, a pesar de su realismo crudo, sorprende a los lectores por un
giro que me abstengo de desvelar.
En términos
generales, todas las historias están bien construidas, como la muy sorprendente
Too Many Lunatics, de Lucy Taylor, una de las mejores historias del
volumen, en la que una mujer exaltada y justiciera se lanza, en una noche de
tormenta, a la búsqueda de su hermana, con quien no mantiene una buena
relación, por más que ella se empecine en jugar el papel de su salvadora, una
actitud que ella llevará, literalmente, al más desgarrador de los extremos,
ante el horror de su «extraviada» hermana. Quizás una característica de esta
historia pueda convertirse en general de todo el volumen: la riqueza de los
detalles en descripciones, lo que permite a los lectores representarse a la
perfección las escenas.
Miss Martin,
de Sheila Kohler, es una narración de corte hitchockiano que tiene como
trasfondo los abusos sexuales que ha sufrido una hija a manos de su padre, y en
la que la presencia de la nueva esposa del empresario, su archieficiente
secretaria para todo, va a generar una relación con la hijastra muy distinta
del modelo tradicional que se podría suponer. Si en el terror masculino los
hombres se alían contra la mujer de todas las formas imaginables, ¿por qué en
estas historias no habrían de tejer las mujeres idénticas alianzas?
No sé si alguna
editorial estará al tanto de esta publicación, de 2019, pero harían bien, dado
el crédito de la antóloga y la presencia de Margaret Atwood entre las
aportaciones al volumen, en ordenar traducirla para ponerla al alcance de los
lectores interesados, máxime si tenemos en cuenta que el número de lectoras es
muy superior al de lectores…