viernes, 20 de abril de 2012

                                El contador de visitas no deja de sorprenderme. Hay sombras que entran y se alejan casi continuamente. Soy blog de paso. Está bien. Nada se le pide al forastero y se le ofrece el albergue de las palabras desencajadas. Nichos, es la expresión sociológica, al parecer, para hablar de dominios, de clasificaciones, de actividades, de espacios reservados, de hornacinas, en definitiva. Es lúgubre, pero tiene un sí sé qué de amable nocturnidad que me la vuelve acogedora. Urna cineraria, podría considerar que es, esta bitácora, y rumor levantisco el de las cenizas, el escaldado pósito de la existencia.
                                Nos acercamos a la gran feria de la casposa vanidad, la del San Jorge matadracenas, porque en festividad de origen tan machista, a ellas la flor, a ellos la cultura, no creo que San Jorge, aunque sea homófobo, casi como cualquier santo, matara dragones. Horrorizados por el contacto con sus lectores reales, los firmantes exitosos pensarán si no se han equivocado de oficio o de registro. La gran fiesta del día de los aléxicos (nada que ver, para los ignaros, con hipocorísticos de Alejandro) es el día del gran sainete de la mesopseudocultura. Felices y felizas desfilarán las hordas rituales con su cuarto, medio, tres cuartos o la resma entera de palabras con que entretener sus horas, las que nunca encontrarán para abrir la cubierta del libro y adentrarse en la lectura. San Jorge es el día en que los lectores que leen y compran libros los restantes 364 días del año se refugian en casa con un clásico y aguardan a que pasen las hordas de figurantes.
                                 Un artista desencajado nunca está al tanto de las novedades ni frecuenta las revistas literarias ni los suplemientos literarios -donde hay más de erario público malgastado que de letras interesantes-, llenos de hiperbólicas excelencias de los genios que crecen como senderuelos. El artista desencajado se mueve en los terrenos exquisitos de lo desconocido, de lo postergado, de lo que algunos bufones de lo metaliterario como Vila-Matas, cultivan como maldita flor de estercolero. Pongamos por caso, uno de excelencia: Robert Walser y su tan espléndida como desconocida Los hermanos Tanner. Que el autor transcurriera los últimos años de su vida en una casa de enajenados aumenta la reputación del autor lo suficiente como para compararlo a Nietzsche y Holderlin, eminentes enajenados. Si el autor, además, fue leido y admirado por Kafka, estamos en presencia ya de una "cumbre" de la narrativa europea o, más propiamente mittleeuropea, para que los exquisitos puedan orientarse con propiedad.
                                 En la próxima entrega ofreceré una receta para escribir una perfecta novela mittleeuropea que pueda ser rechazada por cualquier adocenada editorial, que leerá con horror un original que se ajuste a lo que aquí se ofrezca, siguiendo el modelo de los hermanos Tanner, tan alabada en su momento por ciertos seres singulares como ignorada por la masa sanjorgista.
                                 De Walser aguardo a poder ahorrar los casi 30 euros que cuestan sus Microgramas para poder confirmarme como lector de afines, esto es, de quienes lo hacían sin objetivo y con el único norte de la devoción a lo literario, que no siempre coincide, como bien se sabe con la Literatura. Simon, el protagonista de los hermanos Tanner es un trasunto biográfico del autor que nos guiará en la próxima entrega.

3 comentarios:

  1. 2006 a 2012... qué gran salto... Seis años de mutismo, la cantidad de aconteceres que suceden en ese "infinito" periodo... ¿Qué le pasaría? (me pregunto como lector)... Solo él lo sabe ( me respondo).
    Soy la sombra 444,615 que se hospeda por momentos en el albergue de las palabras desencajadas... Qué lugar más hóspito, me siento bien en su amable nocturnidad... Antes de partir, dejo mi huella de sombra en forma de gracias y le deseo al dueño la mejor de las venturas..-(444,617, dos sombras más han discurrido en este momentos y no las he visto...) Existir es solipsismo...

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    1. Me pasó la vida..., pero por encima. En la entrada "Lo inefable" tiene una pista para entender lo que le digo, y disculpe el hermetismo, de estas palabras y de la propia entrada, pero me quedo dentro más de lo que narro, ¡esas cosas extrañas de la timidez de los extrovertidos!

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    2. Ya leí "Lo inefable"... En su decir uno se imagina como le pasó la vida por encima, sí ( "“¡y es difícil imaginar lo que se puede llegar a sufrir mientras se escriben textos así!, y el análisis de unos contenidos que confieso haber leído sometido a una presión emocional muy difícil de soportar, por razones personales que no vienen al caso.” )
      Yo he experimentado y sufrido todas las tragedias que están descritas en los libros... Y una, que nadie se atreve a describir, que es superior en grado sumo al sufrimiento terrible que ocasiona la pérdida de un hijo muy querido... Abrazo

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